Eugenio de Mora estoquea el último toro del año en Madrid

Mario Gómez
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El toledano hubo de hacerse cargo del toro correspondiente a Gonzalo Caballeroante el grave percance sufrido por el madrileño. Una mala corrida de Valdefresnoda al traste con cualquier opción de triunfo más allá del efectismo

Eugenio de Mora estoquea el último toro del año en Madrid - Foto: Plaza 1

mario gómez / las ventas

Quizá motivados por el ambiente festivo del Día de la Hispanidad, fueron más de 14.000 personas las que poblaron los tendidos venteños en tarde agradable y de buen clima. Una voluminosa corrida de Valdefresno aguardaba en toriles a una terna que por méritos propios había ganado el derecho de anunciarse en el coso de la calle Alcalá.

Eugenio de Mora volvía a Madrid tras la oreja cortada el pasado 10 de junio en la Feria de San Isidro ante la corrida de El Ventorrillo. En aquella ocasión, hubo también de estoquear 3 toros ante el percance de Ritter, y fue precisamente ante ese toro ante el que pudo mostrar su mejor versión, logrando la unanimidad de los tendidos para conceder el trofeo.

Además de esta, el de Mora de Toledo, ha disfrutado de una temporada con actuaciones como las de Toledo, Bargas, Borox o Talavera de la Reina; en las que ha dejado patente el momento que atraviesa, tal y como volvió a reflejar en la tarde del pasado sábado, donde ante tres oponentes de escaso fondo y recorrido no pudo más que esbozar el toreo que atesora.

Una tanda por el derecho antes de que bajase la persiana su primero, la voluntad y el afán en el que hizo cuarto y un reseñable saludo a la verónica al que cerraba la tarde, fue lo más destacado de un Eugenio que no pudo redondear lo que apuntó en San Isidro.

Gonzalo Caballero estoqueó al 2º de la tarde. Quizá el de menos presencia del encierro y ante el que tiró de toreo vistoso y efectista. Dando distancia, de idas y venidas que llegó al tendido más por lo visual que por lo fundamental, haciendo las delicias de los miles de jóvenes asistentes. Se volcó sobre los pitones a la hora de entrar a matar y recibió una fortísima cornada en el muslo izquierdo de dos trayectorias, una de 30 cm hacia arriba y hacia fuera que produce destrozos en músculo sartorio y cuádriceps, y contusión a pala ilíaca izquierda; y otra de 25 cm hacia atrás que secciona vena femoral y ramas colaterales.

La tarde la completaba el venezolano Jesús Enrique Colombo. Efectivo con el capote y muy vistoso con las banderillas, hizo espectáculo de las clavadas (siempre a toro pasado) llegando mucho al público. Pulcra faena con la muleta que tras refrendarla con la espada paseó un trofeo, de un buen animal que con muchas virtudes pudo ser materia suficiente para premio mayor. Se corrió turno y estoqueó en 5º lugar el enchiquerado como 6º. Otro animal de alegre tranco al que se lo dejó venir en banderillas para clavar los dos primeros pares en su tónica habitual y que, al intentar un recorte en el tercero, sufrió una ostensible paliza quedando visiblemente noqueado. Volvió para dar lidia al animal y con una cojera significativa y rasgos de dolor, dio muchos pases entre el fulgor de los tendidos muy con él. Trató de matar sin muleta para amarrar el trofeo, pero pinchó. No falló a la segunda y la petición fue abrumadora y ante la no atención del palco dio una vuelta al ruedo.

Esta no concesión de trofeo, pudo venir motivada para evitar una puerta grande que hubiera sido demasiado barata, ante lo que el presidente, contraviniendo el reglamento, optó por mantener el rigor de la plaza; lo que reabre otro debate, el de la conveniencia o no de que para salir en hombros sean necesarias dos orejas de un mismo animal, como ocurre en plazas como Zaragoza.