Adopciones, un largo camino

Agencias
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Más de 5.000 familias inician cada año los trámites para hacerse cargo de un niño sin hogar, pero apenas un 20 por ciento de ellas consigue superar un proceso que está lleno de obstáculos

Adopciones, un largo camino - Foto: Imagen de storyset en Freepik

Dar un hogar definitivo a pequeños que pasan su infancia en un orfanato, sin una familia que les ofrezca el amor y el cariño que necesitan, es el sueño de muchas personas. Pero en la mayoría de las ocasiones, la decisión de adoptar implica recorrer un largo y tedioso camino burocrático, con el objetivo de garantizar el bienestar de los menores, en el que no siempre se consigue el final feliz deseado.

Los números hablan por sí solos. En España cerca de un millar de niños son adoptados cada año, pese a que el número de familias dispuestas a acoger a estos menores supera las 5.000

Así se desprende de los últimos datos publicados recientemente por el Observatorio de Infancia del Ministerio de Derechos Sociales, con cifras de 2021, que detalla que la mitad tiene menos de tres años y son más las acogidas masculinas que femeninas.

Respecto a las adopciones nacionales e internacionales, el Departamento señala que en ese año se registraron un total de 675 y 171, respectivamente.

Las primeras crecieron un 25 por ciento de 2020 a 2021, sobre todo las de niños, que suponen el 55,41 por ciento de total (374 chicos y 301 chicas). Sin embargo, las internacionales han sufrido una caída importante en los últimos años pasando de las 531 de 2017 a 171 en 2021, aunque hayan aumentado los solicitantes -783 frente a los 693 de cinco años antes-.

Entre los motivos de ese descenso está el hecho de que en el último ejercicio contabilizado no se llevó a cabo ninguna adopción procedente de China, debido a la decisión de la autoridad central del gigante asiático de no permitir a las familias con menores asignados que viajen al país para finalizar sus procesos de acogida.

También han incidido otros cambios legislativos en materia de protección de menores que han realizado algunas naciones de origen o el cierre de territorios con prácticas irregulares en materia de adopción, así como la irrupción de la pandemia, que rebajó drásticamente las cifras hace unos años, explican desde el Observatorio.

Andalucía, a la cabeza

Por comunidades autónomas, Andalucía es la región que ha registrado un mayor número de acogidas nacionales durante el año pasado, con el 24,9 por ciento del total, y también una de las que cuenta con más familias dispuestas a iniciar este proceso.

En total, en 2021 fueron adoptados a través del procedimiento nacional 675 niños y 1.659 nuevas familias se ofrecieron para hacerlo (210 más que un año antes), que se sumaron a las 1.572 ya valoradas como idóneas que estaban pendientes de asignación. Respecto al proceso internacional, más de 1.400 hogares esperan esa asignación y 783 se ofrecieron a adoptar menores en otros países.

Los expertos en infancia recuerdan que no hay muchos casos porque los sistemas de protección priman, a la hora de determinar el interés superior del niño, las acciones de apoyo a las familias vulnerables o las medidas temporales o permanentes que no extinguen la relación entre los niños y niñas y sus familias de origen.

Así, por ejemplo, comunidades como la de Madrid registran una media de entre 30 y 40 casos anuales de adopción, pese a haber recibido 1.450 ofrecimientos de familias para hacerlo.

Destacan que la adopción no es la solución para todos los menores en situación de pobreza o para aquellos cuyas familias tienen problemas para cuidarlos y educarlos adecuadamente, sino solo para aquellos cuyo interés superior exige una solución permanente fuera de su familia.

Los requisitos

Ser mayor de veinticinco años o que la diferencia de edad entre adoptante y el niño sea como mínimo de 16 años y como máximo de 45, son algunos de los requisitos recogidos en el Código Civil, pero también, haber sido declarado idóneo para el ejercicio de la patria potestad por la entidad pública competente.

Para valorar qué hogares son idóneos, las regiones tienen en cuenta la capacidad de cuidar y educar, pero también de dar respuesta a las especiales necesidades que presenta un niño que ha sido abandonado o separado de su familia biológica.