El domingo en Zaragoza, Irene Sánchez-Escribano cumplió los pronósticos y se coronó campeona de España de Cross. 2020 no ha podido arrancar de mejor manera para toledana, pero tiene tanto por delante que apenas puede detenerse unos días para ponerse a pensar ya en la pista... y en los Juegos Olímpicos. Eso sí, la epidemia del coronavirus, que a día de hoy se está llevando por delante muchos eventos deportivos y obligando a celebrar a puerta cerrada otras, pone en entredicho la cita de Tokio.

La atleta del Adidas no quiere ni pensar en una suspensión porque no se quiere perder por nada las Olimpiadas. «Es cada cuatro años y resulta muy difícil clasificarse, así que espero que se celebre», reconoce. Y es que, desde su punto de vista, «hay mucho revuelo en España, pero hace un mes el virus ya estaba a nivel mundial». Además, confía en que «ahora que van a subir las temperaturas, todo se vaya calmando poco a poco».

Sánchez-Escribano se va a tomar unos siete días de entrenamientos de rodaje, sin series, para descargar un poco las piernas, aunque luego empezará a meter fuerza de cara a los 3.000 obstáculos. Además, durante la primera quincena de abril, se marchará a Monte Gordo, al sur de Portugal, a una concentración con su grupo de entrenamiento, a las órdenes de Ricardo Serrano.

Pero antes de viajar a la capital nipona, la capitalina tiene otras citas de calado, como el Campeonato de España, donde intentará apuntarse su quinto título, tras los cosechados en 2015, 2017, 2018 y 2019. «Encaramos ahora un momento diferente, más relajado y sin los nervios de la competición», reconoce la corredora.

Irene asegura estar «muy contenta» después de conseguir el título nacional de cross por primera vez y admite que su temporada de cross ha sido «extraordinaria». Añade que ha entrenado «muy bien» y que ha estado «tocando ritmos durante el invierno a los que nunca había llegado, y eso se ha acabado notando en la competición».

En cuanto a su carrera en el Parque Lineal de Plaza, asegura que siguió la estrategia marcada por su entrenador. «Al principio fui cómoda, pero en la penúltima vuelta me relajé para ganar un poco de fuerzas al final; en la última ya fui más controlando», admite Irene Sánchez-Escriban, muy orgullosa de su oro.