Miguel Ángel Dionisio

El torreón de San Martín

Miguel Ángel Dionisio


Los Primados de Toledo

29/09/2021

Es imposible comprender la Historia de España sin conocer el papel que a lo largo de los siglos ha tenido en ella la Iglesia Católica. La presencia del cristianismo en nuestro territorio, desde los primeros siglos de nuestra era, ha venido configurando el arte, la literatura, las costumbres, la economía, el folclore, la política de esta vieja piel de toro. Y dentro de la Iglesia española, la sede de Toledo ha ocupado, a partir de la época visigoda, un lugar central, papel que, tras la restauración de la diócesis posterior a la Reconquista y la confirmación de su arzobispo como primado, no hizo más que acrecentarse hasta que los aires renovadores del Concilio Vaticano II, con el impulso a la comunión y corresponsabilidad entre los obispos, concretado en la creación de la Conferencia Episcopal, redujo ese título a un reconocimiento meramente honorífico, aunque no por ello menos significativo.
Esto ha hecho que el devenir histórico de Toledo  haya quedado ligado íntimamente a la figura de sus prelados. Si de los grandes obispos de la época visigoda –san Ildefonso, san Eugenio, san Julián-, apenas nos quedan restos de su rica producción literaria, a partir del nombramiento de don Bernardo, primer arzobispo tras la recuperación de la ciudad para la Cristiandad, su labor de mecenazgo artístico y cultural ha ido dejando huella indeleble en la configuración del patrimonio de la ciudad. La figura colosal de Rodrigo Jiménez de Rada, a la vez que su obra histórica, nos legó el inicio de las obras de la catedral gótica actual. Otros prelados medievales, a la par que enriquecían la fábrica de la misma, alentaban proyectos de la envergadura de la Escuela de Traductores, o impulsaban obras de ingeniería, como Pedro Tenorio, restaurador del puente de San Martín y constructor del nuevo que, en el camino a Guadalupe y para facilitar la llegada de peregrinos, hizo levantar en lo que hoy es el pueblo de Puente del Arzobispo. El renacimiento llegaría de la mano de Mendoza y Cisneros, de indudable importancia en la vida política y cultural española. Silíceo, matemático y fundador de Doncellas Nobles y del Colegio de Infantes; Tavera, mecenas del hospital que alberga su espléndido sepulcro, son sólo una muestra que, en siglos posteriores se vería completada por figuras como Lorenzana, Monescillo, Sancha o ya en el siglo XX, prelados clave en la vida española como Gomá, Pla y Deniel, Tarancón o don Marcelo. Austrias y Borbones también la han regido.
Por todo ello es cordialmente bienvenida la nueva edición de la obra Los Primados de Toledo, publicada en 1993 por la Diputación Provincial y la Junta de Comunidades, y reeditada de nuevo, gracias al interés renovado de ambas instituciones, tras ser actualizada con los perfiles biográficos de los últimos arzobispos, hasta el actual, Francisco Cerro. Una obra que nos ayudará a conocer, un poco mejor, la extraordinaria historia de esta peñascosa pesadumbre.