«Hay que tener el ego entrenado y usarlo solo lo necesario»

M.G
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El conocido compositor toledano nos cuenta sus proyectos cinematográficos y comparte su alegría por el Goya que ganó el cortometraje 'Mama' en la pasada edición, proyecto en el que participa.

Alberto Torres, compositor. - Foto: Juan Lázaro

Un Goya suena muy bien, sobre todo, cuando lo gana un cortometraje modesto que tiene mucho que decir y una banda sonora que firma el compositor toledano Alberto Torres, un profesional con un amplio bagaje en proyectos cinematográficos y publicitarios. Como buen músico, lleva años probando, experimentado, mezclando estilos y está bastante curtido en el mundo del cine gracias a la cantidad de proyectos en los que ha trabajado en España y en Latinoamérica. No es fácil tener un nombre en una industria acostumbrada a pasar por buenos y malos momentos y a trabajar con presupuestos ajustados, pero Alberto siente pasión por el cine, por sentarse un par de horas en una sala a disfrutar de su buena historia y su buena música.

¿El Goya que recibió el cortometraje 'Mama' hace más de quince días, ¿sigue sonando tan bien?

Sí, claro. Me parece que ha sido hace mucho porque tras el Goya salí pitando para Berlín porque era la Berlinale Talent y parece que ha pasado una eternidad. Fue una alegría muy grande la que nos llevamos cuando dijeron el nombre de 'Mama' en los Goya. Es una historia muy pequeñita que surge de una promesa que el director le hace a una de las protagonistas y le dijo que iba a conseguir el dinero para rodar en el santuario de chimpancés de Lwiro y contar lo que pasa allí. El rodaje era muy pequeño, con apenas un pie de foto, un sonidista, y el director cuando volvió con el material nos lo enseñó al montador y a mí para afinar la historia. Es una historia tan real, poderosa y bonita que tuve entre manos una gran responsabilidad en la parte de la música, así que estoy muy contento por el trabajo y por dar a conocer el proyecto,  que era el objetivo.

¿Y qué te ha aportado participar en la Berlinale Talent?

Con el resacón de los Goya me fui para Berlín. Es un programa de mentoring y de incubación de talentos emergentes, el programa más prestigioso de la industria. Ha sido muy emocionante el hecho de que me hayan seleccionado y he tenido la oportunidad de compartir tiempo y de conocer a muchos cineastas de todo el mundo. Ha sido una experiencia muy buena, la verdad.

Llevas mucho tiempo como compositor ligado a proyectos cinematográficos, televisivos y publicitarios. Imagino que tienes ya un nombre y no tendrás que ir haciendo casting, ¿no?

Hay de todo. Si tienes una relación cercana con el director de proyectos de ficción, sabe muy bien lo que quiere y por eso te elige. Muchas veces es así y te buscan porque tienes una trayectoria y saben el tipo de cosas que haces. Pero en proyectos más industriales, es decir, con producciones más estandarizadas como ocurre en las series, sí me ha tocado hacer casting. También en el mundo de la publicidad, en el que se mueve mucho presupuesto para producir treinta minutos de música, sigue existiendo el casting, pero no es como los actorales, sino que hay que en nuestro terreno se trata de vender la propuesta que haces.

¿Es más agradecido a nivel creativo el cine que la publicidad?

A nivel artístico tengo la suerte de que me he sentido muy identificado con el posicionamiento artístico del director. La publicidad también es muy creativa, pero no siempre sientes la misma empatía hacia el proyecto o la marca. Todos sabemos que a nivel artístico la ficción puede dar más de sí, aunque también es cierto que puede haber piezas publicitarias alucinantes por lo bien hechas que están y lo que transmiten.

¿Siempre hay un guión musical en las películas? Quizá como espectadores resulte complicado observarlo en muchas ocasiones.

Sí, siempre. Hay dos maneras de articularlo. La manera free es más libre, como ocurre en las películas de Tarantino o de Sorrentino, donde no hay una homogeneidad porque, de repente, te puede sonar un tema de funky, otro de pop japonés y otro de Morricone que ha sacado de una película de los años 60, pero aún así existe una coherencia porque tiene mucho que ver con la manera de hacer cine de esos directores. Yo trabajo con Julio Hernández Cordón, un director mexicano que también trabaja un poco por esa línea, con el que llevo unas cuentas pelis.

La otra manera de trabajar es más academicista, con un planteamiento en el que hay un tema principal, otros secundarios, contratemas y prácticamente el planteamiento de la música corre paralelo al guión, como ocurre con el tema en Cinema Paradiso.

¿Cuesta encontrar el equilibrio  en relación al peso que tiene que tener la música y el sonido en una película en relación con la historia para que ninguna de las dos eclipse a la otra parte?

Siempre cuesta. Primero hay que decidir dónde hay música y dónde no, una gran decisión. Una vez que se ha decidido hay que medir bien el tono y hay que tener en cuenta las decisiones complejas, por ejemplo, se necesita un poco de comedia, esperanza y algo evocador, y resulta complejo a nivel musical. En 'Mama', por ejemplo, en el momento más dramático de la historia, cuando Mama Zawadi está contando lo que ha pasado y se rompe, la decisión que tomamos Pablo, el director y yo, fue quitar la música y dejar únicamente el sonido de ella. Fue uno de los grandes aciertos, incluso mío como compositor.

Ahí toca lidiar con el ego porque lo pide la historia, ¿no?

Esto del ego es muy interesante porque es necesario para un artista y para cualquier persona, pero lo tienes que tener muy entrenado y muy tranquilo para usarlo cuando es necesario y para dejarlo de lado cuando hace falta. Siempre digo una frase del mítico fotógrafo francés Robert Doisneau, 'pintar es mirar de dentro hacia fuera y hacer fotografía es mirar de fuera hacia adentro'. Yo vengo de hacer música y canciones para mi banda y experimenté lo mismo, que sacas de dentro hacia afuera, pero   cuando haces música para audiovisual te conviertes en un espejo, la historia está fuera de ti y tienes que ver cómo resuena y que puedes aportar o devolverle a ella.

En los proyectos cinematográficos y audiovisuales tienes que tomar decisiones difíciles muchas veces y aunque en una determinada escena encaje una música, quizá la historia te está pidiendo que únicamente suene una nota de piano y ya está.

¿Te has sorprendido alguna vez cuando has compuesto para distintos proyectos porque lo que tenías en la cabeza al final no funciona o al revés, algo encaja perfectamente y no tenías mucha fe al principio?

Siempre pasa. Tienes que hacer un planteamiento inicial porque por algún sitio tienes que empezar, pero si pretendes que ese planteamiento inicial sea por lo que vas a morir es una losa muy pesada de llevar. Siempre confío en el proceso, con ideas, errores que van surgiendo, en el feedback cuando compartes el trabajo con el director, el productor o los propios compañeros. Hay que estar abierto a la sorpresa y siempre ocurren cosas que no te esperabas en principio, eso es parte de la magia.

¿Para qué género te resulta más complicado componer música?

No lo sé. A nivel cinematográfico no veo ninguna dificultad porque soy una persona con una formación clásica en el conservatorio, he estudiado jazz, flamenco, he tenido bandas de rock, de indie, de electrónica... A nivel de género he sido muy curioso y he pasado mucho tiempo averiguando y probando cómo escribir música en diferentes estilos. No encuentro problema, pero puede haber dificultades cuando el director/a no tiene claro lo que quiere contar y te toca rellenar, apañar y hacer cantidades ingentes de música.

Los directores suelen tener oído y saber de música lo suficiente?

Hay de todo. Tengo la suerte de que la mayoría de la gente con la que trabajo es muy melómana, muy culta a nivel musical y muy respetuosa. Suelen hacer sugerencias y vamos pensando cómo hacerlo. Suelen preocuparse del guión, la música y de todo. También me he topado con gente que me ha llamado cuando el proyecto ya estaba montado y piensas cómo ha podido hacerlo sin música. Te sorprendería saber que hay gente que tiene muchas películas y entiende que la música es de otro planeta.

Tengo claro que hay que inculcar la importancia de la música, igual que se piensa en la fotografía, en los personajes, se contrata a los actores y se deciden los lugares de rodaje. También hay contratar al compositor al inicio del proyecto, pero este escenario ideal no siempre se da.

Hace años, algunas asociaciones de compositores y músicos se quejaban de que la profesión no estaba suficientemente reconocida. ¿Se ha avanzado?

Soy parte de Musimagen, la asociación de compositores de música para audiovisual, y estoy muy contento porque una compañera, Zeltia Montes, ganó el Goya hace unos días a la mejor banda sonora por 'El buen patrón', y a todos nos resonaron sus palabras. Hizo un llamamiento a los productores y les dijo que se necesitaban buenos presupuestos en música, pero no solo para que los compositores ganen dinero, sino para producir al nivel que se nos exige. Muchas veces, el compositor, por amor a la propia obra, sacrifica mucho dinero de su propio sueldo para poder grabar con una orquesta o para poder contratar a mejores técnicos o mezclar en estudios caros...

Si uno compara el porcentaje del presupuesto que el cine español destina a la producción musical y el porcentaje que disponen las películas fuera de España es totalmente diferente y no tiene nada que ver. Aquí producimos historias por precios ridículos y yo que trabajo con México lo sé. También lo saben los compañeros que trabajan en Estados Unidos.

¿Cómo ha afectado la pandemia a la industria y a tu trabajo en estos dos últimos años?

Por suerte, la gente cuando se queda en casa consume películas y series. El sector paró en el momento duro del encierro, pero en un par de meses se reanudaron los rodajes, y fue el primero en adoptar protocolos muy estrictos anticovid. Sin embargo, tengo amigos músicos que tocan en bandas y viven de festivales y de tocar en salas y ahí sí se ha notado y ha afectado mucho tanto a los músicos como a todas las personas que trabajan alrededor. Aun sí, ya se va activando. Por suerte, al trabajar en el sector audiovisual me he librado.

Hay cierta guerra encubierta entre el cine y las plataformas de televisión porque quitan espectadores en salas. Pero para los compositores ayudará porque habrá más oportunidades laborales, imagino.

Soy un enamorado del cine, de que mi vida pare durante una hora y media o dos horas y compartir una sala de cine a oscuras con desconocidos para ver una historia. Y verla y escucharla de forma increíble. Aun así, creo que este modelo tiene que convivir con las plataformas, pero habrá que ver de qué manera. Antes el problema era la piratería, pero ahora se ha mitigado con las plataformas porque hay alternativas legales y de buena calidad sin tener que estar más de diez minutos intentando descargar una peli y ver si funciona o no. Ambos sistemas deben convivir, pero no debemos olvidar la experiencia del cine en gran pantalla.

Sueles recibir muy buenas críticas por tus trabajos, pero hay una de ellas que me llama la atención. En Radio Nacional se dijo que eres «ecléctico, orgánico y atmosférico» en tu trabajo. ¿Qué significa todo esto?

Risas. Lo de ecléctico viene porque me gusta mezclar géneros musicales y que se contaminen ideas que son propias de un género y exponerlas en contextos diferentes. Me gusta trabajar con sonidos electrónicos y también con sonidos acústicos, orgánicos... Siempre buscas la melodía perfecta, pero estamos en un momento de cierto ocaso de la melodía y hay trabajos, como el de la compositora irlandesa que ganó un oscar por 'Joker', que han vuelto a un momento en el que priman las atmósferas, los clústeres y los colores frente a lo melódico. Es una tendencia muy fuerte en el mundo de las bandas sonoras con el trabajo de la textura, el color y el timbre frente a la melodía.

Esta crítica viene de una escena de la película mexicana 'Te prometo anarquía', que se volvió muy icónica, donde fusioné en un plano secuencia de unos skaters que atravesaban un mercado tradicional mexicano, un sintetizador analógico de los años 70 combinado con una textura de palmas flamencas muy recortadas sin que se reconociera el palo que se estaba haciendo. Con esta fusión quedó una textura bastante novedosa.

¿Andas metido en muchos proyectos cinematográficos y otras iniciativas en estos momentos?

Sí. Estoy acabando 'Domingo y la niebla', la última película del director costarricense Ariel Escalante, que se estrenará este verano en la sección oficial de un festival, aunque, de momento, no se puede anunciar cuál.

También estoy en la preproducción de 'El día es largo y oscuro', la nueva película de Julio Hernández Cordón, el director mexicano con el que llevo trabajando ya unas cuentas películas. Estoy a medio camino entre estos dos proyectos y estoy preparando el estreno de una Suite Kraut para Quinteto de Cello, teclado Midi preparado y Ableton Live. Me gustaría dejarla grabada y estrenarla, aunque todavía no tengo dónde estrenarla.