Otro retraso para el Museo de Escultura de La Cornisa

J. Monroy
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El proyecto ya cuenta con el dinero de los Presupuestos Participativo del pasado año, pero el Consistorio ha comunicado a la Asociación que tendrá que esperar a la reforma de la Senda Ecológica

Otro retraso para el Museo de Escultura de La Cornisa - Foto: Óscar Huertas Fraile

Como el horizonte, la puesta en marcha del Museo de Escultura al aire libre de la Cornisa parece alejarse con cada paso. Y eso que, en teoría, la inversión necesaria para su puesta en marcha, aprobada en los Presupuestos Participativos del pasado ejercicio, se tendría que haber ejecutado a 31 de diciembre.

No ha sido así, y la Asociación de Vecinos La Cornisa sigue esperando. Explica su presidente, José María Redondo, que parece que el Ayuntamiento está esperando a la ejecución del Museo de Esculturas y del parque infantil, que también han pedido los vecinos, a que se ejecute el esperado proyecto de la senda ecológica, «pero se va alargando y alargando y no sabemos para cuándo».

La explicación que han dado los técnicos municipales a la Asociación es que será mejor esperar al proyecto de senda ecológica para escoger mejores ubicaciones a las esculturas. Pero Redondo recuerda que el museo lleva aprobado más de un año, «y parece que no somos capaces de hacerlo». La Asociación desconoce hasta cuándo va a llegar a la Cornisa el proyecto de recuperación de las riveras, y crece la impaciencia por la ejecución de este proyecto vecinal ante la falta de pasos adelante. Redondo se acuerda, sobre todo, del artista Jule, ideólogo del proyecto, y espera que pronto pueda tener una alegría, «porque lo suyo ha sido una buena idea, es beneficioso para Toledo y beneficioso para el barrio, y ya es hora de que se concrete, más cuando ya tenemos el dinero».

Más senda ecológica. Como ya informó este diario a principios de año, el Ayuntamiento tiene previsto invertir un millón de euros para conectar la senda ecológica del Tajo que bordea  el  Casco  histórico  desde  el puente de San Martín y Baños de la Cava con el camino que conduce a la Universidad, Vega Baja y Circo Romano.

La mejora de la accesibilidad peatonal por este camino conlleva la instalación de mobiliario urbano, iluminación (se eliminan rincones oscuros y callejones potencialmente peligrosos con el fin de mejorar la seguridad) y señalización, así como trabajos de jardinería.

El objetivo es generar una vía verde de movilidad ligada a la ribera del río, con carril bici y peatonal solucionando los cambios de cota especialmente en la zona de la Cava, generando un trayecto con espacios públicos junto al río que ponga en valor edificaciones como la Torre del Agua, infraestructuras como el Puente peatonal de Polvorines y valores naturales que ya existen pero son auténticos desconocidos  incluso  para  los  vecinos  de Toledo.

Es en este proyecto donde el Ayuntamiento quiere enmarcar ahora el Museo de Escultura al Aire Libre, que propuso La Cornisa hace ya casi cuatro años. Se trata de una idea del artista Jule, quien ha apostado por un espacio de escultura didáctico en torno al recorrido del río, donde los niños podrán aprender y jugar.

La idea es que transcurra de forma paralela al río desde la Casa del Diamantista hasta el segundo molino. El museo revitalizará la vida social del barrio y buscará alternar esculturas más serias, con otras de tinte didáctico, para que los niños que se acerquen no tengan que respetarlas, sino que jugar con ellas.

El recorrido comienza junto al embarcadero, precisamente, en el parque infantil situado junto a la Casa del Diamantista. Pretende es sustituir los pivotes situados para que no entren los coches por una escultura seria, no de gran volumen, quizás hasta los cuatro metros. Es un lugar sin murallas a las que pueda perjudicar las vistas, que estará entre árboles. Allí puede quedar bien una escultura contemporánea, aunque más figurativa, quizás de acero corten. Para la zona más cercana a la torre del Hierro, en un espacio otrora utilizado por un quiosco, pero hoy en día vacío, Jule tenía previsto donar una escultura de una madera que encontró hace más de veinte años. La madera no intervendría para nada con la antigua atalaya defensiva. A partir de ahí, el museo transcurre por la orilla del río, aguas abajo, en la parte situada a la derecha del paseo, que es de propiedad municipal. En todo este espacio no hay problemas visuales, porque lo único significativo es la torre del Hierro, a la que se respeta al máximo. No hay más murallas y sí una enorme frondosidad que cubre los edificios. Por el camino, puede haber una escultura horizontal, hormigón en un espacio determinado, con tres o cuatro piedras de cierto volumen, que irían de colores estridentes. La idea es que «los niños se puedan subir y bajar, hasta romperse los pantalones, pero divirtiéndose». Otra propuesta es recoger varios recipientes que se colocaron para una repoblación en el Valle, pero se han quedado vacíos. Se puede llevar un camión de piedras, con las que los propios niños rellenarían estos recipientes, jaulas cilíndricas de metro y medio. También se adelgazaría con agua pintura plástica, para que los propios niños la viertan encima.