Decenas de veces hemos paseado bajo sus naves, en centenares de ocasiones hemos cruzado sus puertas, la melodía de fondo compuesta por una ebullición de vecinos y turistas en su seno, cientos de eucaristías han vivido sus muros, pero todo eso cambia, con el ocaso del sol. La Catedral Primada de Toledo se transforma. La calma, el sosiego, el reposo y el silencio cubren como una fina sábana de seda cada rincón.

Transformación que muy pocos han podido sentir, disfrutar, palpar. Esa parte única, inédita, siempre había estado atrapada, oculta, hasta hoy. 
La Santa Iglesia Catedral Primada abrirá sus puertas por la noche para la visita cultural y turística mediante visitas guiadas oficiales, que comenzarán el próximo 17 de febrero y se realizarán en grupos reducidos de 38 personas.

«Queremos seguir dando a conocer nuestro patrimonio de la Catedral y hacerlo de una manera diferente a lo que es la visita cultural. Es más como una experiencia, ver y gozar de los diferentes lugares, en el silencio», señala Juan Pedro Sánchez Gamero, deán de la catedral de Toledo.

Esta semana arrancan la visitas nocturnas a la Catedral

La magia, la mística, y la historia recorren cada piedra que la conforman. Por ello, y con la ayuda de un guía, se pretende «sentir» ese «silencio de la catedral, descubrir puntos específicos, detalles, la iluminación… para ver la Catedral desde una perspectiva diferente».

La capilla mozárabe, los detalles del claustro, el retablo del altar mayor desde dentro, «puntos específicos que se quieren ver, pero como una experiencia nueva. Experiencia para disfrutar», detalla el deán.

Por el momento estas visitas nocturnas se darán los viernes y sábados, «uno o dos grupos cada día. Uno será a las 20 horas y el otro a las 21. Grupos reducidos de 30, máximo 38 personas».

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Las entradas se pueden adquirir a través de la página web de la Catedral de Toledo y las visitas tendrán una duración aproximada de 50 minutos. De momento, las primeras entradas ya están agotadas y todo ello es tan solo «un preámbulo del gran proyecto que se avecina, Lumina».