El niño que no halla su sitio

Diego Izco (SPC)
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El jugador luso fue el fichaje más caro en la historia del Atlético. - Foto: Europa Press

Hay deportistas que han tenido el reconocimiento general («es especial», dijeron), pero también la condena de no encajar. Porque el puzzle era demasiado fácil y se aburría o demasiado complejo y se perdía en un laberinto de instrucciones, táctica… o, en el caso concreto de Joao Félix, porque nunca entendió cómo un club que jugaba a 'equis' gastó 126 millones de euros en él, un futbolista que jamás entenderá 'equis' en ninguna de sus variantes.   
El portugués busca en Londres lo que no encontró en Madrid: un proyecto que le dé libertad, le libere de rigores y le permita ser aquel muchacho que en solo una temporada deslumbró al mundo desde Lisboa. «Tiene algo» fue el mantra que se repitió durante tres campañas y media en el estadio Metropolitano, donde cada pelota que recibía venía cargada con dos toneladas de expectativas que nunca se cumplieron. Apenas una breve colección de ramalazos, miniaturas, minutos sueltos y, a lo sumo, algún partido inspirado en el que decidió abandonar su 'rebeldía' contra el sistema…   

No me arrepiento de haber fichado por el Atlético, pero fue difícil acostumbrarme a su forma de jugar"

Pequeñas muestras insuficientes para el 'padre' del estilo del Atlético de Madrid, Diego Pablo Simeone, que decidió echar un pulso en las alturas: entrenador contra figuras, ideólogo contra el fichaje más caro de la historia del club (55 millones más que el segundo, Thomas Lemar). Al «yo soy así» del 'Menino', el 'Cholo' presentó un «y el 'Atleti' es así». En el fondo, el joven Joao entendió su incorporación como un intento de metamorfosis de aquel bloque pétreo y correoso, una evolución que necesitaba de su fútbol para subir un par de peldaños…      

Viaje a Londres

Eso nunca ocurrió. Y tres años y medio después, considera que salir y recalar en el Chelsea es «lo mejor para todos»: él busca otro estilo, el 'Atleti' se ahorra unos euros y no tiene que estar lamentándose por desaprovechar su talento… Aunque, a pesar de que ambos parecen felices por su lado, ha nacido una segunda corriente, cada vez más fuerte en el Metropolitano, que cree que Joao Félix es alguien que no quiso adaptarse. 
«Me encanta la manera de jugar del Chelsea» en oposición al «cuando tienes un grupo que juega a lo mismo, es más fácil» que lanzó Simeone. Dardos que vuelan casi 1.300 kilómetros, la distancia que separa Madrid de Londres. Un lugar en el que el portugués busca su sitio entre las estrellas: de momento, el Chelsea está en cuartos de final de la Champions… pero el multimillonario proyecto 'blue' de Boehly (el estadounidense que ha comprado el equipo y sustituye como 'patrón supremo' a Abramovich) está encallado: es décimo, casi equidistante a puestos de la Liga de Campeones (11 por debajo) que del descenso (12 por encima), es el séptimo combinado menos goleador de la Premier League y en todo 2023 ha ganado apenas tres de los 13 encuentros que ha disputado. 
Joao Félix, que en su primer partido de azul fue expulsado a los 58 minutos, vive bajo la 'maldición' del Atlético, pero intenta reaccionar: antes de las dos últimas victorias consecutivas (Leeds en Liga, Dortmund en Champions), el Chelsea había marcado un solo gol en seis partidos… y lo firmó el portugués. Es el tipo con más categoría de una plantilla superlativa, y solo falta que Graham Potter, hoy más 'cadáver' que entrenador en Stamford Bridge, le entregue las llaves que Simeone guarda para sí mismo.