Cuantifican 1.787 represaliados en el cementerio de Toledo

M.G
-

La primera fase de la investigación de la Asociación Manuel Azaña concluye con estos datos provisionales. El estudio señala que hay 783 víctimas sin identificar. La asociación continuará con el trabajo gracias a otro convenio

Cuantifican 1.787 represaliados en el cementerio de Toledo

Cifras que arrojan luz, aunque aún no sean definitivas. La Asociación Manuel Azaña ha concluido la primera fase de la investigación que inició a través de un convenio firmado con el Ayuntamiento de Toledo para cuantificar, identificar y ubicar los restos mortales de los represaliados toledanos, víctimas de la represión franquista. El trabajo está dando sus frutos y a pesar de que aún es pronto para ofrecer datos definitivos se puede apuntar la existencia de 1.787 víctimas en el cementerio municipal, de las cuales 783 aún no están identificadas.

El presidente del colectivo, Isabelo Herreros, asegura que se irán sumando nuevas cifras según vaya avanzando la investigación, que iniciará su segunda fase mediante otro convenio de colaboración con el Ayuntamiento, pero subraya la imposibilidad de acercarse a los datos reales debido a los enterramientos que se produjeron en otras zonas de la ciudad, como se desprende de las fuentes orales y de algún medio de comunicación.

Si bien, el proyecto se centra en el cementerio y en un amplio espacio temporal, desde los primeros días del inicio de la Guerra Civil, la entrada de las tropas del general Varela en septiembre del 36 y la posterior represión franquista. En este caso, Herreros subraya que en Toledo «se realizó una limpieza tremenda» tras la entrada de las tropas de Varela en la ciudad, días en los que hubo muchas víctimas mortales.

La Asociación Manuel Azaña comenzó la investigación hace meses y se ha encargado de recopilar los datos a través del Registro Civil, del libro de defunciones del cementerio en el Ayuntamiento y con fondos del Archivo Histórico de Defensa sobre los sumarios de los consejos de guerra de los años 40. «La investigación es mucho más laboriosa de lo que a primera vista pudiera parecer», explica Herreros, consciente de que aún queda mucho trabajo por delante para intentar poner nombre y apellidos a la mayor parte de los represaliados, establecer un mapa de fosas,  y aportar información personal, objetos, fotos y relatos orales de los familiares. El objetivo es «configurar un perfil humano y personal de cada uno de ellos», como apunta también el concejal de Movilidad, Seguridad Ciudadana y Participación, Juan José Pérez del Pino.

Por tanto, la asociación firmará un segundo convenio con el Ayuntamiento que posibilite continuar avanzando con una investigación que ofrece dificultades, sobre todo, con las víctimas enterradas en el Patio 42, conocido como patio de la Caridad, ya que se trata de una gran fosa común que apila más de 800 cadáveres. El primer acuerdo fue posible gracias a la subvención  que otorgó la Secretaría de Estado de Memoria Democrática a través de la Federación Española de Municipios y Provincias (FEMP).

Una publicación. Pérez del Pino, poner de manifiesto la importancia de continuar con este análisis para facilitar información a la ciudadanía a través de un documento excel en la web municipal. Además, la Asociación Manuel Azaña también incluirá en su portal la memoria justificativa de la primera fase del proyecto, que fue remitida a la FEMP en diciembre.

La investigación también podría contar con más novedades en el futuro, como la publicación de un volumen con todos los datos del proyecto, una información valiosa para los investigadores, historiadores o ciudadanos interesados en este  tema.

De momento, la Asociación Manuel Azaña continuará indagando, recopilando datos y buscando documentación sobre los distintos patios del cementerio toledano para avanzar en un proyecto que trata de sacar a la luz la represión franquista. Además, Herreros mantiene que los sumarios de los consejos de guerra también permitirán «cruzar datos y, sobre todo, coger referencias de otras personas citadas aunque no esté inscrita su defunción», ya que hay que tener en cuenta que algunos restos mortales han sido trasladados por sus familiares.