Fernando Lussón

COLABORACIÓN

Fernando Lussón

Periodista


Estrategias fallidas

15/02/2022

El Partido Popular ha ganado las elecciones en Castilla y León. Sin embargo, tanto sus estrategias antes de la votación como después de ella han fracasado. El presidente del gobierno autonómico, Alberto Fernández Mañueco, que volverá a repetir en el cargo, adelantó las elecciones con dos objetivos, alcanzar la mayoría absoluta o al menos la mayoría suficiente que le permitiera gobernar en solitario; y en segundo lugar, sumar más que la izquierda –eso lo ha conseguido- y los partidos localistas, lo que no ha logrado. No ha cumplido ninguno de sus objetivos salvo el de recuperar el primer puesto entre las preferencias de los electores.   

La estrategia poselectoral apuntada por el propio Mañueco y desde la calle Génova por el secretario general del partido, Teodoro García Egea, también ha fracasado y apenas ha durado doce horas. El tiempo que el candidato de Vox, Juan García-Gallardo ha tardado en manifestar que "el derecho y el deber" de su partido atendiendo al mandato de sus votantes es integrarse en el próximo gobierno autonómico. Abortaba así cualquier intento de los dirigentes del PP de cerrar el paso al ejercicio del poder al partido de extrema derecha, mediante la formación de un gobierno monocolor con apoyo externo del partido de Santiago Abascal tal y como ocurrió en Madrid. Pero en Castilla y León la campaña del PP no ha frenado a Vox, y con mayor representación que el antiguo socio, Ciudadanos, exigen ya la vicepresidencia de la Junta y cuatro consejerías. Y sube la apuesta al afirmar que no se abstendrán si no entran en el gobierno.    

De lo que no hay duda es que las estrategias fallidas son las de aquellos que han perdido las elecciones que, en el control de daños recibidos, tratan de minimizar los efectos de la votación. Sobre todo, el PSOE debe reflexionar sobre su incapacidad para frenar al PP de forma continuada o para sumar con los nuevos partidos que son los que le han arañado votos y escaños en Soria y León. NI 'Soria Ya' ni Unión del Pueblo Leonés –adversario tradicional del PP- tendrán posibilidad de influir en el próximo gobierno pese a su éxito electoral y tendrán que zafarse del abrazo del oso que les acaba de dirigir Vox al afirmar que será el portavoz de sus demandas. Los datos de Ciudadanos y de Unidas Podemos hablan por sí solos. Y si en el caso del partido naranja su supervivencia, pese a su rotundo hundimiento, ha limitado el éxito del PP, en el de UP pasa por la renovación del proyecto vía frente amplio.  

Con las demandas de Vox, la estrategia del PP sobre el 'cambio de ciclo' acaba de sufrir un frenazo. Quién debía seguir la estela de Madrid y Castilla y León, Andalucía, ha rebajado esas expectativas al destacar que "la estabilidad cotiza al alza" y mostrar su disposición a acabar la legislatura para no verse sometido a la presión de la ultraderecha y esperará a ver como Mañueco resuelve el envite de Vox.   

SI los urdidores de esta planificación, la dirección del PP con Pablo Casado a la cabeza, ha ganado o ha perdido en estas elecciones se va a comprobar en un plazo de tiempo muy corto, porque la victoria de Mañueco se ha quedado muy corta y por debajo de las expectativas generadas y ya hay quien está esperando al líder del PP para pedirle cuentas. Solo le salva que ha comprobado que el 'efecto Ayuso' no es extrapolable a toda España.  Quizá sí al seno del PP.