Ana Nodal de Arce

Me la juego

Ana Nodal de Arce


Que me quede como estoy

19/01/2023

La precampaña electoral promete ser tan larga como el periodo de luces navideñas en Vigo. Por poner un ejemplo. Tendremos que aguantar con paciencia los anuncios, promesas y obras atropelladas que nos intentarán convencer de las bondades de iniciativas políticas agotadas, inútiles y que sucumben ante intereses sospechosamente turbios.
Y es que los valores se perdieron hace tiempo. Ahora la gran mayoría de los políticos, no todos, han olvidado su función de servidores públicos y apelan a sus intereses para perpetuarse en el cargo mientras no cuenten con otra opción más satisfactoria para alimentar sus bolsillos.
Toledo no escapa a esa tendencia. Aquí prima el negocio sobre los intereses de los residentes. De hecho, creo que cualquier día van a dar a los vecinos del Casco una mochila y les van a pagar un fin de semana fuera, donde sea, en el Rocío tal vez, con tal de que dejen las calles libres para los turistas y cualquier evento especial, como la grabación de Masterchef, que encima ha costado un dinerito a las arcas municipales. Todo con tal de que el escenario permanezca impoluto, como una ficción en la que no cabe un espontáneo. Es obvio que los residentes estorban. Y si tienen que esperar o dar la vuelta al Valle para entrar en sus viviendas, que lo hagan. Y si les colocan un macrohotel en su barrio, que se aguanten, que aquí prima el urbanismo salvaje y el postureo más que el derecho a hacer de Toledo una ciudad viva.
Siempre he mantenido que este deterioro venía marcado por la falta de un proyecto de ciudad, pero ahora creo que ni siquiera interesa diseñarlo: resulta más provechoso dejar todas las posibilidades abiertas para arrimarse al mejor postor. Así se pueden dibujar barrios en la nada, en una ciudad eternamente deslavazada, mientras otros agonizan.
De ahí que haya llegado a un punto en el que me causen más temor los anuncios que la desidia. Me viene a la cabeza el dicho Virgencita, que me quede como estoy. Y eso duele. Hablemos de esa cubierta sobre el auditorio del Parque de las Tres Culturas. ¿De verdad es la única opción para dotar a esa zona de un centro cultural en condiciones? Señora alcaldesa, que Palomarejos está muerto, plagado de edificios fantasmas que deben ser utilizados en beneficio de unos vecinos arraigados en su barrio, a quienes se les niegan lo servicios más básicos en una capital del siglo XXI.
Otro anuncio que me espanta, pese a la sutil propaganda al respecto, es la actuación prevista en Vega Baja: desconfío del hormigón de colores, del carril bici o de un aparcamiento que cuesta un ojo de la cara, mientras no exista un Plan de Protección en la zona. No haré proselitismo de este proyecto, porque aún me quedan principios, tal vez equivocados, pero es lo que tiene no comulgar con ruedas de molino.  
Sí creo en una ciudad en la que se pueda pasear bajo la sombra de los árboles, que manía de plantarlos en las medianas, que disfrute de un Tajo limpio y caudaloso o que sea un icono de la Cultura Europea. ¡Vamos por esa Capitalidad! Y aspiro a que, más allá de convertir su Casco en un plató muerto e impersonal, incida en crear viviendas asequibles y negocios que lleven nuestro sello. Bienvenidos sean los turistas. Con moderación. Pero gloria, siempre, a nuestros residentes.