La víspera de reyes, punto de no retorno

C.S.Rubio
-

Si bien los efectos de la tercera ola se venían notando desde el puente de la Constitución, el 5 de enero Castilla-La Mancha alcanzó el pico más alto hasta ese momento de contagios (1.554). Un mes antes, el 5 de diciembre, apenas se registraban 280

La víspera de reyes, punto de no retorno

La tercera ola del covid ya es un hecho. Al cierre de la pasada semana, la región acumulaba más de mil personas hospitalizadas por coronavirus y, lo más grave, con una cuarta parte de las camas UCI dedicadas a esta patología. Tanto es así, que la Junta de Comunidades  planteará hoy nuevas restricciones para tratar de contener la curva de contagios.

Pese a los estragos provocados en Castilla-La Mancha por la borrasca Filomena, que ha traído consigo un cuasi confinamiento general,  prácticamente cada día de la última semana se batían récord de contagios, cerrando el viernes con 2.646 nuevos casos.

No obstante, hay que echar la vista un poco más atrás para detectar el ‘punto de no retorno’ de esta tercera ola: el 5 de enero. La comunidad alcanzó en la víspera de Reyes su hasta entonces pico máximo, 1.554 positivos, según el Instituto de Salud Carlos III. Solo un mes antes, el 5 de diciembre, apenas se registraban 280 contagios en la comunidad, un registro fruto de las fuertes restricciones anunciadas a finales de octubre para mitigar la entonces creciente ‘segunda ola’. Habría que remontarse al mes de agosto para encontrar cifras parecidas en la región.

En esa semana epidemiológica, del 4 al 11 de enero, las estadísticas del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha mostraban un aumento significativo de los casos, al computar 9.145 nuevos positivos, muy por encima de los 5.487 de la semana precedente.  Además, Castilla-La Mancha registró un incremento del 50% en cuanto a casos por cada 100.000 habitantes en esas fechas, pasando a tener una incidencia acumulada a 14 días de 450 positivos.

El origen de esta ‘tercera ola’ es claro. La curva epidemiológica de la comunidad, muy similar a la del resto del Estado, muestra un incremento exponencial de los casos a  partir del 9 de diciembre, justo después del puente de la Constitución, que se agrava con la llegada de las vacaciones navideñas. Un dato ejemplifica esta evolución: el 22 de diciembre, el día antes de permitirse los movimientos entre comunidades para visitar a familiares y allegados, en Castilla-La Mancha se detectaron 655 casos, para fin de año los nuevos positivos ya rozaban el millar.

Pero, más allá de los contagios,  preocupa la evolución del índice de reproducción básico instantáneo (Rt), que mide el número de casos secundarios (nuevos contagios) que cada sujeto infectado puede llegar a provocar. Y es que, si a principios de diciembre este índice se situaba significativamente por debajo de 1, un nivel que no se alcanzaba desde la desescalada del mes de junio, a día de hoy la región presenta una alarmante Rt de 1,2 (la media nacional está ya en el 1,9).

En estos momentos, las provincias de Toledo, Ciudad Real y Albacete se encuentran en ‘nivel 3’ de alerta, con fuertes restricciones de movilidad, reunión y ocio. Además, desde el pasado día 6, la comunidad volvía a cerrar sus fronteras, impidiendo la entrada y salida salvo por motivos de trabajo o enfermedad. Un cierre que, salvo mejoría de los datos, podría prorrogarse hasta el mes de mayo, fecha prevista para el fin del  estado de alarma general decretado por Moncloa. Se verá.