El Arzobispado de Toledo espera que el otoño «sea bastante bueno» en cuanto al turismo, y que en la primavera se recupere el turismo internacional. De esta forma podrán subir los ingresos turísticos por visitas a la Catedral o los diversos monumentos en torno a la pulsera turística.

El ecónomo diocesano, Anastasio Gómez, apunta que las cifras de turismo a veces no se corresponden con la realidad económica. Evidentemente, «estamos mejor que en 2020». También son datos mejores que en 2021. Pero «la ciudad de Toledo está lejos de las cifras que quizás necesita para que algunas áreas económicas se recuperen a niveles prepandemia». Hay una recuperación casi general de las personas que trabajan en el turismo, con la salvedad de las tiendas de recuerdo, que viven más del turismo internacional.

Luces y sombras. De momento, la recuperación está siendo paulatina. Pero el calor en julio ha sido un lastre, que seguramente se reafirme en agosto. Gómez animó a responsables a «trabajar un poco más la marca destino», como hacen en el norte, donde las imágenes, a pesar de la lluvia, son siempre de luz.

Gómez recordó que al turismo internacional «aún le cuesta llegar». Entre otras cuestiones, hay operadores que no actúan desde 2020 y decidieron no volver a hacerlo hasta 2023. De forma que «el turismo es muy volátil, pero tenemos la esperanza de que la primavera de 2023 sea la que traiga más turismo internacional».