La obra de Tornerías se topa con una ventana 'inexistente'

J. Monroy
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Un propietario de Solarejo denuncia que el nuevo nivel del patio del edificio que alberga la mezquita coloca la maquinaria de climatización a la altura de la ventana de su dormitorio

La obra de Tornerías se topa con una ventana 'inexistente'

Ángel Manuel y su esposa viven en la actualidad en Madrid, pero su intención era jubilarse en Toledo. Por ese motivo, compraron en 2007 un dúplex en la plaza de Solarejo 5 (pisos tercero y cuarto). A él le gusta pintar y precisamente eligió esta vivienda por su luminosidad. Por la ventana del tercero tenía luz del sur y poniente. Les proporcionaba luz, ventilación y vistas a la Catedral. Era el único acceso al tejado del antiguo patio de la mezquita de Tornerías y desde allí tenían vistas frontales de la puerta del Reloj de la Catedral. De hecho, cuando se hizo la exposición de artesanía, la Junta pidió permiso para acceder desde esta ventana a una balaustrada y poder colgar un gran cartel todo a lo largo de la fachada.

La sorpresa para la familia llegó tras el confinamiento. Ángel Manuel y su esposa quisieron venir a Toledo para comprobar que todo estaba en orden. En una primera visita, vieron que se había generado un vano. Preguntaron y les dijeron que se estaba haciendo una obra «para dejarlo todo muy bonito». Entendieron que se iba a recuperar el patio, pero no les tenía que afectar. Pero para su disgusto, al volver terminada la pandemia se encontraron con una desagradable sorpresa. La nueva reforma de la mezquita (de la que nadie les había informado, como vecinos interesados), había subido al nivel del patio nada menos que cuatro alturas. Exactamente, hasta quedar a ras de su ventana del tercer piso del inmueble vecinal. Esto traía un doble problema. Por un lado, quita toda la intimidad a la habitación de matrimonio; desde el patio se observa perfectamente su cama. Pero, además, allí se está instalando una importante maquinaria de ventilación, que en vista de la potencia de extracción de los equipos, la pareja se teme que hará un ruido horrible en verano comience a funcionar. Son 6.000 m3/h «y, por tanto, son seguro preludio de ruidos insoportables, que superarán ampliamente el máximo de decibelios legalmente establecido y harán la habitabilidad imposible». Eso hará «que no solo nos hayan quitado la ventana, sino que esa habitación quede inhabitable».

¿Cómo ha podido ocurrir esto? Los perjudicados se han puesto en primer lugar en contacto con el Ayuntamiento para solicitar acceso a toda la documentación. Durante varios días, han podido examinar los papeles de los tres proyectos que presentó el arquitecto de la Junta. Finalmente, han visto el proceso que se siguió para aprobar la reforma. La licencia figura que esta se concedía «a salvo del derecho de terceros». Es decir, apunta Ángel Manuel, «teníamos el derecho de ser informados, y no se hizo».

La obra de Tornerías se topa con una ventana 'inexistente'La obra de Tornerías se topa con una ventana 'inexistente'Ventana borrada. También vieron en la documentación «que esta ventana en controversia no existía, se borró de todos los planos, de todas las vistas». De ahí que «me dolió en el alma» cuando dos responsables de la Junta de visita a la obra accedieron a subir a su vivienda y afirmaronque «esa ventana no tenía que estar ahí». Al percatarse de la visita a la obra, el matrimonio les invitó a subir a la casa, donde se mostraron sorprendidos de la existencia de la ventana que allí se encuentra «desde mucho antes de esa reforma integral, y con licencia y carácter perfectamente legales».

Porque, reitera el perjudicado, «esta ventana tiene todas las licencias». Se recoge en los planos de la mezquita del arquitecto Francisco Jurado Jiménez de 1991. También está en los planos de la obra de reforma del edificio, que contó con todas las licencias. Esta ventana del tercero es en realidad la única que quedaba en el edificio. Cuando se reformó el antiguo inmueble, se hicieron tres ventanas, en primer, segundo y tercer piso, y una terraza en el cuarto hacia la plaza de Solarejo. Pero años después, los vecinos de los pisos inferiores decidieron cerrarlas para hacer más amplias algunas habitaciones y poner allí una cocina americana. No fue así con el tercer piso y cuando la familia afectada compró el inmueble, allí estaba la ventana en su habitación principal.

Ángel Manuel entiende que, al estar la ventana ignorada por el proyecto, «es posible que tuvieran la intención de cegarla, pero se asustaron». De ahí que se ve una raya que podía ser la altura máxima del cuarto piso, que la habría cegado, pero al final se quedó a salvo. Pero para ellos eso es hoy lo de menos.

La obra de Tornerías se topa con una ventana 'inexistente'La obra de Tornerías se topa con una ventana 'inexistente'De ahí que el matrimonio, más allá del este primer encuentro, haya pedido una reunión a la Junta, «porque seguro que hay soluciones, no para destruir lo que se ha hecho, pero sí al menos para que nos respete o nos compensen y la obra no sea un perjuicio permanente para nosotros». Quieren hablar con los responsables del seguimiento de la obra, una técnica de la Consejería de Economía, para buscar soluciones. Pero tras la visita, no solo no hubo más respuesta a  la petición de soluciones, sino que, por el contrario, a los pocos días se situaron sobre el techo de la nueva construcción unos voluminosos aparatos de ventilación. Consultadas por este diario, fuentes de la Junta han apuntado que las cuestiones de medianería son responsabilidad del Ayuntamiento. Por su parte el Ayuntamiento alego que se concedió la licencia en base a los planos aportados. De forma que la familia ha puesto la situación en conocimiento del Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, que ha contestado casi a vuelta de correo, manifestado interés en el asunto. Le está preparando un dosier completo.

El perjudicado apunta que por parte de la Junta existen «múltiples irregularidades». Para empezar, la propia construcción se sostiene sobre un edificio de propiedad ajena, y «ocupa un espacio de un terreno que es nuestro, de la comunidad de vecinos de la plaza de Solarejo, 5», sobre unos zunchos colocados en la reforma de 1997. A partir de ahí, no se comunicó a los afectados de manera fehaciente el acceso a todo el expediente, solo lo tuvieron por voluntad propia, pero cuando ya no se podían manifestar. ,

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«Cuando el director de la obra ve que hay una ventana y que la obra afecta a la ventana, tuvo que manifestarlo, y no sabemos cómo se tomó la decisión a sabiendas», afirma Ángel, que  podría haber tratado incluso de parar la obra, pero ha preferido hablar antes con la administración y llegar a un acuerdo que no perjudique a nadie. Pero sigue esperando una respuesta.