El mejor testigo de la madrugá toledana

J.S.
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El Cristo de la Vega no se encontró con la Virgen del Carmen ya que los carmelitas padecen un brote de Covid que les obligó a no abrir su iglesia. A quien sí visitó es al Redentor, que está de aniversario.

Puntual a medianoche. El Cristo de la Vega, casi como si se tratara de un relevo de la Cofradía de la Virgen del Amparo, salía de la Puerta Llana de la Catedral, destino de la antigua basílica de Santa Leocadia, su sede canónica, que abandonó el lunes por la tarde en una tarde que amenazaba lluvia, pero que finalmente respetó su vía crucis en detrimento de el del Cristo de la Esperanza que no pudo completar más que un par de estaciones. 
El Cristo De la Vega es, sin duda, el mejor testigo de la madrugá toledana. Se trata de un Cristo muerto en la Cruz, conocido de forma universal porque inspiró la leyenda de José Zorrilla 'A buen juez, mejor testigo'. La talla, que tiene el brazo derecho descolgado De la Cruz, seguramente porque formo parte de un grupo escultórico de un Descendimiento, es también el Cristo de los periodistas, ya que en la refundación de la Cofradía participaron profesionales del periodismo de principios del siglo XX y del gremio de las artes gráficas. 
Su buena relación con los medios de comunicación no es el motivo de las crónicas que relatan la espectacularidad de esta procesión que se prolonga por espacio de cuatro horas. Las calles angostas  del Casco por las que procesiones tienen buena culpa de ello. Ver cómo sus veintes cargadores salvan los faroles y cables que penden en la Cuesta de los Carmelitas Descalzos es casi de infarto porque, además, el madero horizontal de la Cruz mide casi tanto como la anchura de una calle en la que hace varios años el Cristo De la Vega dejó uno de sus dedos. 
Quienes allí la esperaban descubrieron con tristeza que el encuentro con la Virgen del Carmen no llegó a producirse. La razón no fue otra que la Covid, que grípalizada o no aún sigue presente. Un brote de coronavirus en la Comunidad de los Carmelitas Descalzos les mantiene confinados e impidió que abrieran las puertas de su iglesia para que la Virgen saliera a la plaza y se encontrara con su hijo muerto. 
Donde sí se produjo el encuentro fue en Santo Domingo el Real. Allí el Cristo De la Vega tras atravesar los cobertizos se encontró con el Redentor. A las puertas de su sede canónica, los hermanos de esta cofradía, que este año celebra su 75 aniversario y que procesionó la noche del Miércoles Santo entre multitudes, le cantaron el Miserere ante  una plaza de Nuevo abarrotada en la que el Cristo que inspiró a Zorrilla descansó ante un rincón  dedicado a otro de los grandes de las rimas y leyendas: Gustavo Adolfo Bécquer  

 

 

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