Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Sorteando el olvido

09/06/2022

Ingentes cantidades de obras de arte, ensayos, proyectos arquitectónicos o fórmulas magistrales y oficinales, que no dejan de ser nuestro legado intelectual, se han perdido con el tiempo.
A veces, te preguntas si los clásicos que hoy admiramos no serían necesariamente los mejores, ni los más ingeniosos, ni los más influyentes en el devenir histórico, ni los más entretenidos, ni los más heroicos, ni los más queridos por el prójimo, sino que solo han tenido más oportunidades, tal vez por pura casualidad, para sortear el olvido o mayor fortuna, quizás intencionada, porque se ha podido leer, interpretar o traducir su original perdido en la desmemoria. Bien es verdad, que los hechos y los acontecimientos tampoco se suceden y concatenan como en un relato donde se ordenan los capítulos, siendo unos la causa de otros que se nos presentan, para nuestra fácil comprensión, como la consecuencia.
La Escuela de Traductores de Toledo pudo recuperar la cultura clásica griega y latina, que les era indiferente a los pueblos germánicos invasores del siglo V que acabaron con el Imperio Romano de Occidente, porque la cultura árabe la asimilo como propia y la enriqueció antes de llegar a la península donde, gracias a la traducción de textos del árabe, se recuperó en su mayor parte y se abrió al Renacimiento. Toledo era famosa por sus colecciones de libros árabes y hebreos que, algunos, guarda la Catedral.
No hace falta subir a la troje de los abuelos, repleta de placas fotográficas, negativos de películas, discos de pizarra de gramófono o de vinilo, vídeos VHS o casetes de música y de información digitalizada, para comprender la pérdida. Todo cuidadosamente guardado e identificado con sugerentes etiquetas, pero no hay nada que hacer si no tienes su reproductor o traductor a mano. Aceptas resignadamente que no sabrás lo que contiene un disco flexible porque es poco probable que encuentres un ordenador que lo procese, pero tampoco puedes escuchar mientras conduces tus CD porque el puerto USB es la transición natural prevista hasta que la música solo esté en Internet. Descontando las innumerables ventajas de los logros tecnológicos, se requiere mucho esfuerzo y una previsión sistematizada para evitar la pérdida de conocimiento e información.
Leo un artículo de Blas de Javaloyas sobre el trabajo de la Biblioteca Nacional de España para cumplir con el mandato legal de conservar, en beneficio de las generaciones presentes y futuras, el patrimonio bibliográfico, del que forman parte las publicaciones seriadas en soporte electrónico no tangible. Te haces cargo de la dificultad de su labor cuando revisas alguna de tus publicaciones y al consultar las fuentes te dice el servidor que no lo ha encontrado, te redirecciona a otra URL, te lleva a páginas con registro previo, a enlaces con formato incompatible o te advierte que la web está en mantenimiento. Desesperante.
La BNE prepara cada año una recolección masiva de publicaciones registradas con ISSN en España en las webs que alojan revistas electrónicas. Así, cualquiera puede consultar, desde sus ordenadores protegidos contra la copia o descarga, sin acceso a Internet, las publicaciones depositadas.