Un paseo por la comarca de la Sierra de San Vicente (y II)

José García Cano*
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En Castillo de Bayuela se conserva un monumento megalítico, construcción que tenía un uso religioso y posiblemente sepulcral, encontrándonos algunos más en esta zona de la Sierra de San Vicente

Foto de 1958 de la iglesia de la Santa Cruz en Buenaventura. - Foto: Archivo Diputación Provincial de Toledo

Continuando el recorrido por la Sierra de San Vicente llegaremos a la localidad de Castillo de Bayuela, donde encontraremos las interesantes ruinas de la iglesia de Nuestra Señora del Castillo, en el cerro del castillo; posible atalaya musulmana y posterior torre de defensa cristiana, que se convirtió con el tiempo en la iglesia principal del señorío del mismo nombre y posteriormente en ermita. El lugar de emplazamiento de esta atalaya no es casual, ya que al ubicarse en lo alto del cerro se conseguía divisar una buena parte del territorio de la sierra. También en Castillo de Bayuela se conserva un monumento megalítico, construcción que tenía un uso religioso y posiblemente sepulcral, encontrándonos algunos más en esta zona de la Sierra de San Vicente. Si llegamos a la propia localidad encontraremos el antiguo rollo jurisdiccional de estilo gótico datado en el siglo XVI y colocado en la plaza de la localidad; en él aparecen las armas de los Mendoza, señores del lugar y se trata de uno de los rollos mejor conservados de toda la provincia de Toledo. A menos de 10 km podremos llegar a Hinojosa de San Vicente donde en la cima del cerro de San Vicente encontraremos los restos de un castillo, al que podremos acceder desde la carretera que va desde El Real de San Vicente a Navamorcuende. Probablemente fue un castillo templario, a tenor de las respuestas dadas a Felipe II y que en el XVI tenía ya dos torreones caídos. Seguimos en Hinojosa de San Vicente para descubrir una pequeña joya arquitectónica como es la sacristía de la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Concepción realizada en 1564 bajo trazas de Pedro de Tolosa, quien fuera aparejador de cantería en el Monasterio de El Escorial. Se ubica junto a la cabecera y es de planta cuadrada, cubierta por una cúpula decorada, para la que quizá se inspiró su autor en la toledana iglesia de San Román.

En la localidad de Sartajada recomendamos visitar su iglesia parroquial de Santiago Apóstol y su puente romano de la garganta Torina, así como algunas casas del siglo XVIII que nos desvelan el importante pasado de este lugar. Para los amantes del senderismo y del campo, en los alrededores de Sartajada encontramos diversos caminos que nos proporcionan interesantes paseos por sus cerros y alrededor de la ribera del río Tiétar. Antiguamente en Sartajada había mucha tradición alfarera, de ahí que se conociera a esta localidad como el pueblo de los botijos. Perteneció al señorío del marqués de Navamorcuende. A 7 km de Sartajada tenemos Buenaventura, municipio de poco más de cuatrocientos habitantes, donde encontraremos las ermitas de San Sebastián y la del Buen Suceso, así como la iglesia parroquial de la Santa Cruz. Si visitamos Buenaventura el 15 de julio disfrutaremos además de sus fiestas patronales en honor al santo que da nombre al lugar: San Buenaventura. Hacia el este y a unos 34 km, llegaremos a Nuño Gómez, localidad que quizá tomara el nombre de uno de los primeros señores o dueños del lugar, por donde transcurre el arroyo de San Benito, antes llamado Fresnedoso. En el año 1655 Nuño Gómez consiguió el título de villa y si destacamos algunos monumentos en el lugar, citaremos su iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de finales del XV o principios del XVI y su ermita de la Concepción, edificada en el siglo XVII y de planta rectangular.

Desde Nuño Gómez nos trasladamos a 37 km para llegar a la localidad de El Almendral de la Cañada, villa de señorío que perteneció a Navamorcuende y donde se ubicaba ya en 1337 una torre con el mismo nombre; posee algo más de trescientos habitantes y se enmarca en un recorrido denominado la Ruta de Viriato, ruta de gran recorrido ya que se prolonga unos 140 km, y en la que se han recuperado viejos caminos y cañadas que unían hace siglos diversos pueblos y enclaves pintorescos, recorriendo una buena parte de la Sierra de San Vicente, donde podemos descubrir la riqueza en flora y fauna de esta comarca toledana. Por El Almendral de la Cañada pasa la conocida Cañada Real Leonesa, de la que toma nombre, y a través de la cual podemos toparnos con monumentos megalíticos como los Majanos, así como una serie de tumbas rupestres denominadas las Artesas. Desde Almendral hacia el sur y a unos 22 kilómetros, hallaremos la localidad de Sotillo de las Palomas, localidad que en 1692 consiguió la declaración de villa, después de la llegada de determinados vecinos que llegaron al lugar procedentes de los desaparecidos lugares de Parraces y La Calera; en Sotillo podemos ver la iglesia de la Inmaculada Concepción datada en el siglo XVI con estilo renacentista y de una sola nave. Cada 25 de julio celebran en Sotillo la festividad de Santiago Apóstol. Gracias a encontrarse en la ribera del río Guadyerbas, la vegetación y los paisajes que descubriremos en Sotillo son dignos de conocer y de recorrer. Otra herencia patrimonial muy interesante que conservan sus vecinos son los molinos maquileros, de los que llegó a haber hasta cinco a lo largo de todo el río Guadyerbas y el último de ellos, muy cercano a la localidad, se conservó hasta hace unas décadas ya que molió con vapor de agua. También hay una atalaya en el término de Sotillos, dirección a Buenaventura, de trazas musulmanas, con un claro sentido de vigilancia y defensa del lugar y el contorno.  

Foto de 1960 del Ayuntamiento de Nuño Gómez.
Foto de 1960 del Ayuntamiento de Nuño Gómez. - Foto: Archivo Diputación Provincial de Toledo
Y para terminar nuestro paseo virtual por la Sierra de San Vicente, buscaremos la localidad de Garciotún, a unos 30 kilómetros al este de Sotillo de las Palomas. Parece ser que el origen de este nombre procede de cierto caballero llamado García Hortun o Fortum, de origen vasco, quien se encargó de la repoblación de estas tierras. Históricamente dependió de Castillo de Bayuela, como otras tantas villas del lugar; la familia Mendoza concedió a Garciotún el título de villa en el año 1670.  Su iglesia parroquial de Santa María Magdalena y la ermita de la Purísima, son algunos de los monumentos que podemos admirar en la localidad. Otros lugares de interés son el puente de los Pilones, sobre el arroyo Saucedoso y un puente descrito como romano pero de fábrica muy posterior, sobre el arroyo de Las Cañadillas, en el camino hacia Castillo de Bayuela y al que denominan los lugareños puente de los Molinos. Destacamos en Garciotún la fiesta de la Malena, procedente de mediados del siglo XVI, cuyo origen deriva de una epidemia de peste que padecieron los vecinos, los cuales decidieron invocar a Santa María Magdalena, quien pasados unos días consiguió que la peste desapareciera. Por este motivo María Magdalena fue nombrada patrona del municipio y se celebra cada 22 de julio, momento en el que se prepara un gran ramo, con un peso importante, elaborado con banderitas, roscas y frutas, el cual es paseado por los mozos de Garciotún alrededor de la iglesia. Como sucede en otros de los lugares que hemos citado, las rutas de senderismo que hay en Garciotún son inmejorables para descubrir un pedacito de naturaleza con paisajes impresionantes de los muchos que posee esta comarca de la Sierra de San Vicente, la cual animamos a conocer y a descubrir.

*José García Cano es académico correspondiente en Consuegra de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.