Historia del museo provincial más importante

J. Monroy
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Francisco García Martín presentó en el Santa Cruz su estudio sobre los cien primeros años

Historia del museo provincial más importante - Foto: David Pérez

El Museo de Santa Cruz (y sus filiales) es seguramente el museo provincial más importante de entre los de su clase por los inmuebles que cobijan sus colecciones, por la calidad y cantidad de sus fondos museísticos y por la proyección cultural que tienen sus exposiciones temporales. Fundado en realidad hace siglo y medio, no llegaría hasta su actual sede hasta 1916. El historiador Francisco García Martín ha estudiado todos estos pormenores, y los ha plasmado en el volumen 'Historia del Museo Provincial de Toledo. 1841-1942' (editorial Ledoria), presentado ayer, como no podía ser de otra forma, en el propio Santa Cruz.

En el volumen en realidad es un trabajo realizado por García Martín hace años, pero que saca ahora «porque creo que puede ser muy interesante como libro de consulta, no es divulgativo, sino datos recopilados sobre la gestión de los fondos, de los directores, de la institución museística y lo más superficial sería las sedes que ha conocido a lo largo de esos cien años y los avatares que han tenido las colecciones y los edificios». Presenta la historia del museo, que ha conocido varias sedes a lo largo de su andadura, de los diferentes procesos del acopio de piezas y de las gestiones que, a través de la Comisión de Monumentos o del Estado, han moldeado ese devenir.

El museo vivió la Revolución Liberal de 1912, que desarmonizó a los conventos y dejó miles de obras de arte «indefensas», teóricamente en manos del Estado pero en una situación política compleja. De la recogida de ese material vinieron las colecciones que dieron fruto a los museos provinciales. En Toledo se almacenaron en San Pedro Mártir, donde se creó el Panteón de Toledanos Ilustres, y se almacenaron cuadros y restos, incluida la biblioteca. De ahí a San Juan de los Reyes, su crujía a Reyes Católicos, muy deteriorada todavía por los franceses. La situación fue tan ruinosa, que se pensó en una nueva ubicación, el hospital de la Santa Cruz, que fue ocupado por la Academia de Infantería tras el incendio del Alcázar. Así que hasta 1916 no pudo iniciarse el traslado de las colecciones. Primero se instaló en la actual administración, junto a la Biblioteca Provincial. Después se habilitarían las actuales salas de exposición temporal. El crucero no se utilizó hasta la muestra de Carlos V en 1960.

García Martín también destacó el «trasiego constante de piezas» en el museo. Del museo provincial salieron piezas para el museo del Greco (el Apostolado o el Plano y Vista), o el museo Sefardí (epigrafía Hebrea). También ha habido salidas al museo Arqueológico Nacional o depósitos para paradores u otras dependencias del Estado, así como el depósito quemado en el museo Infantería del Alcázar. En cuanto a las incorporaciones, además de los fondos de desamortización, llegan de excavaciones arqueológicas, de donaciones, compras e incautaciones tras la Guerra.