Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


La ley en España: la de Santa Rita

12/11/2021

Creo que no pasaría nada si en España se derogara todo el conjunto normativo, se cerraran las universidades que pierden el tiempo estudiando Derecho y el gobierno nombrara jueces amigos y plenipotenciarios para impartir su justicia.
Lo anterior parece un disparate y realmente lo es, pero es lo que estamos viviendo. Lo del estado de Derecho es solo una ilusión para inocentes que quieren creer que hay un sistema que los ampara. ¡Pobres infelices! Seguramente para rebatirme estas expresiones tan radicales, que lo son, me pondrán el ejemplo de cómo nuestro Tribunal Constitucional 'se ha cargado' esa barbaridad expropiatoria que era la mal llamada plusvalía municipal ¡Viva el Estado de Derecho! Sin embargo, veamos cuál es la realidad al respecto:
Ha habido un Tribunal, que supuestamente está para preservar que todo funcione en España dentro de la Constitución que, en menos de una década ha dicho que ese impuesto es un atraco. Sin embargo, seguidamente el mismo Tribunal nos dice eso de 'pero Santa Rita, Rita, lo que se da no se quita' ¿Les suena? Es decir, lo sableado no se devuelve ¿No es lo que pasa habitualmente?
Y sigue la farsa: supuestamente nuestra Constitución previene un sistema impositivo justo y para ello, solo las Cortes, que para eso representan al pueblo, puede imponer cargas, es decir, impuestos. Pues bien, nuestro gobierno, por sí mismo, sin necesidad de Cortes, ¿para qué si van a decir lo mismo que el gobierno? para eso los pagan, ha prescindido de ellas y mediante un Decreto-Ley, es decir, un 'Ordenoymando', ha puesto nuevamente en marcha la máquina 'sacamentecas' y ya nuestras administraciones pueden seguir gastando a dos carrillos, en base a un impuesto que es un disparate desde todos los puntos de vista.
Está claro que la Administración tiene que administrar parte de la riqueza que un país genera, y para eso tiene que crear unos impuestos que hagan que cada cual ponga en su cuenta una parte de la riqueza que obtenga: el que gana un peso le da medio; el que gana dos, tres cuartos; y, el que gana diez, los diez, por avaricioso. Pero ocurre que la famosa plusvalía es peor que ese impuesto de los sociatas que decían que los peperos querían poner al Sol: porque la plusvalía es un impuesto sobre la inflación. Es decir, la inflación no solo te mengua los ahorros, el sueldo y la pensión, sino que hace que cuando vendes una propiedad urbana que precisamente por la inflación te dan más monedas que las que tú tuviste dar cuando la compraste, pero cuyo valor es el mismo, te rebanan un trozo, porque dicen que vale más: ¡mentira podrida! Con lo que te dan por tu piso solo te puedes comprar tu piso o uno similar, por lo que, lo que ocurre es que de las tres habitaciones te quitan una, porque con lo que te queda, una vez pagada esta gabela ya no te da para comprar otro igual, es decir, la confiscación que supuestamente no permite la Constitución.
¿Cuál será el final de cuento? Pues seguramente que nuestro Tribunal de garantías volverá a decir que este impuesto es inconstitucional y volverá a aplicar el 'principio jurídico' de Santa Rita. Esta es, desgraciadamente, la realidad de esta España de nuestros pecados ¡Siga la juerga…!