Ocaña, tenemos un problema

Francisco J. Rodríguez
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La estación de radio de microondas de la CTNE (Compañía Telefónica Nacional de España) en la localidad toledana realizó la transmisión de la misión lunar entre Robledo-Maspalomas-Houston, en especial el seguimiento de las fechas de 'atención crítica'

Ocaña, tenemos un problema

El 20 de julio de 1969 la misión norteamericana Apolo 11 hizo posible que el hombre llegara a la Luna. El comandante Neil Armstrong y el piloto Edwin F. Aldrin fueron los primeros en caminar por la superficie del satélite. Cuando el módulo ‘Eagle’ alunizó en el denominado ‘Mar de la Tranquilidad’, las imágenes en vivo fueron seguidas en televisión por unos 600 millones de personas. Se había logrado uno de los mayores hitos en la historia de la humanidad.

Seis horas y media después del alunizaje, los astronautas estaban preparados para salir del módulo lunar. El primero en hacerlo fue Armstrong. Llevaba encima una cámara de televisión que encendió mientras bajaba lentamente los peldaños de la nave. Empezó a describir a la base norteamericana de Houston todo lo que sus ojos veían. Al pisar la superficie lunar, el trascendental momento quedó grabado a fuego en la historia con una magnífica frase: «Un pequeño paso para un hombre, un gran salto para la humanidad». Se nota que los americanos cuidan todos los detalles.

España también tuvo su momento de gloria en esta gran aventura. Las estaciones de seguimiento espacial de Fresnedillas (Madrid), Robledo de Chavela (Madrid) y Maspalomas (Gran Canaria) desempeñaron un papel esencial en toda la operación. La NASA utilizó esas instalaciones para mantener la comunicación con el interior de la nave.

La estación de Fresnedillas, integrada en el complejo espacial de Robledo de Chavela, fue la que tuvo un mayor protagonismo, aunque el Centro Espacial de Maspalomas fue clave para el seguimiento del Apolo11 debido a su posición estratégica en el Atlántico y al hecho de compartir latitud con la base de lanzamiento de Cabo Cañaveral (Florida).

Esas son las tres localizaciones españolas que fueron determinantes para el buen desarrollo de la misión espacial tripulada a la Luna, pero no fueron las únicas. En la provincia de Toledo, en su zona noreste, se encuentra un punto que también jugó un papel en la conquista lunar. Se trata de la localidad de Ocaña, y más concretamente de su estación de radio de microondas, situada a 54 kilómetros de Madrid.

La antena, que aún hoy está operativa y sirve como punto de enlace con las estaciones base de telefonía móvil del entorno, fue construida en 1964, cinco años antes de la llegada del hombre a la Luna, con un propósito más mundano, dar servicio de radioenlace de larga distancia de Telefónica entre Madrid y Valencia.

La CTNE (Compañía Telefónica Nacional de España), origen de la actual Telefónica, la construyó y la dotó con un equipo de técnicos que se encargaban de mantener intacta su capacidad de transmisión, formada por 960 circuitos telefónicos.

Era un sistema de radioenlace que en aquellos años se denominó «radio relevada», por aquello de darse el relevo. Era una transmisión en línea recta y sin obstáculos entre distintas estaciones que permitían, según las crónicas periodísticas de la época, «hasta tres mil conversaciones simultáneas».

La estación de radio de microondas de Ocaña fue constituida como estación de segregación del tráfico entre las zonas de Levante y Andalucía al coincidir con el trazado del radioenlace Madrid-Sevilla, inaugurado en 1957.

Ocaña sirvió durante ese mes de julio de 1969 para dar servicio a la Estación Espacial de Robledo de Chavela, la única instalación de la NASA en España, desde la que se coordinó gran parte del operativo. Con todo, la estación de Fresnedillas de la Oliva, integrada en el complejo espacial de Robledo, fue la que tuvo un mayor protagonismo.

El papel de la estación de radio de Ocaña hubiera quedado en el olvido de no ser por una pequeña crónica de uno de los periodistas que el diario El Alcázar envió para seguir todo el viaje lunar. Se trataba de Raúl G. López-Mingo, que registró la noticia que hoy rescata La Tribuna.

Dice así: «La Estación de Radio de Microondas de Ocaña de la CTNE, que forma parte de la red que esta compañía tiene en el país, está conociendo la situación de ‘Atención Crítica’ con motivo del viaje del Apolo XI. Las fechas de ‘Atención Crítica’ han sido el día 16 de 6 am a 10 pm. El día 21 de 6 pm a las 23 pm del día 22, y el día 24, fecha de la llegada de la cápsula, la atención crítica será de 14 pm a 19 pm. Los servicios de la NASA aprovechan algunos de los 960 circuitos disponibles a su paso por Ocaña, de tal modo que las comunicaciones Robledo-Maspalomas-Houston pueden alternativamente disponer de estos circuitos a paso por Ocaña. En otras ocasiones se prefieren circuitos por Barcelona-París a New York-Houston. Excelente la labor que están efectuando los hombres que componen la estación de Radio de Microondas de Ocaña, merecedores de efusiva felicitación».

Se confirma por tanto, que Ocaña dio paso a las comunicaciones desde Robledo (Madrid) en dirección Maspalomas (Canarias) para que desde allí las reenviaran a Houston. La estación espacial de Robledo de Chavela estuvo en contacto con la misión Apolo XI un total de 73 horas, es decir, el 38% del tiempo total que duró el primer viaje del hombre a la Luna. De esas 73 horas, durante unas 47 la estación de Madrid hizo el papel de primera comunicación con la tierra, el 24% del total. Todas esas emisiones pasaron por Ocaña, con las señalas  ‘atenciones críticas’.

Esos momentos ‘críticos’ se pueden corroborar hoy gracias a la cronología de la propia NASA, y fueron: la maniobra de frenado para entrar en la órbita lunar; la separación de los módulos detrás de la Luna; la maniobra de aterrizaje sin piloto automático para evitar unas rocas no previstas que, de impactar, hubieran matado a Armstrong y Aldrin; el despegue lunar; el encendido del motor del módulo de servicio para volver a la Tierra; y la reentrada en la atmósfera terrestre.

Por fortuna, todo salió perfecto. Y estos días conmemoramos una hazaña en la que Toledo tuvo también su pequeño papel.

El propio Neil Armstrong, en una visita a España tres meses después de la hazaña lunar, destacó en rueda de prensa esa actuación: «Sin las vitales comunicaciones mantenidas entre el Apolo 11 y la estación espacial Apolo Madrid (Fresnedillas) podemos afirmar que nuestro aterrizaje en la Luna no hubiera sido posible». Por tanto, un gran paso para la humanidad y uno pequeño para Ocaña.