Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Refugio en el oro

10/11/2022

Desorganizar el enredo de trastos, con su orden anárquico, del desván, siempre me resulta un entretenido pasatiempo, proclive a fortuitos hallazgos emocionantes. Mueves un bártulo y das con un baúl que ni recordabas lleno de cajas con fotos añejas, algunas son retratos con la indumentaria tradicional extremeña y sus aderezos de hermosas joyas de filigrana de oro.
Había leído, no hace mucho, que en La India el 50% de la demanda anual de oro está asociado al ahorro familiar dedicado a las celebraciones de matrimonio, con el fin de asegurar la protección del patrimonio de la novia.  Al igual que los novios vietnamitas están obligados a entregar una cantidad conveniente, según su estatus social, de oro en joyas a la novia que pasa a ser parte de su capital exclusivo. O las emprendades ibicencas que se entregaban a las mujeres como parte del pago de sus legítimas para evitar fragmentar la finca familiar. Un comportamiento que se repite y se eleva a modelo de conducta frecuente, imponiéndose como costumbre en muchos lugares.
La curiosidad me llevo hasta un interesante estudio de Juan Manuel Valadés en el que investiga sobre el auge de los orives extremeños en los siglos XIX y XX y el desarrollo de la orfebrería cacereña. Dice que esas joyas comienzan a figurar en las cartas de dote y testamentarias decimonónicas, revelando el desarrollo de su mercado por entonces. El autor atribuye, como razón principal, el desastre económico causado por la Guerra de la Independencia y la inestabilidad política del XIX, por lo que se produce, especialmente en los entornos rurales, la búsqueda de valores seguros como las fincas rústicas, que aseguraban alimento, y las joyas como reserva pecuniaria para momentos de necesidad, ya que las gentes no dudaban que pudieran sobrevenir. Esta situación propicio la introducción de orífices portugueses que extendieron la técnica de la filigrana de oro en orfebrería hasta el occidente toledano.
Por la seguridad que prestaba el oro, establecieron en 1944, los aliados de la II Guerra Mundial entre sus acuerdos en Bretton Woods para ordenar la economía mundial, el patrón dólar vinculado al oro. De esta manera, los bancos centrales de sus países podían cambiar dólares por oro y viceversa a través de la Reserva Federal, siendo el dólar la referencia para las restantes divisas.  El sistema se abandonó en 1971 fundamentalmente debido a la inflación con abundancia de dólares que se convirtieron en oro, menoscabando la Reserva Federal y provocando la desconfianza en el dólar.
Aun así, parece que el oro sigue siendo un refugio en épocas de gran inflación y los inversores protegen activos comprando este metal precioso. De hecho, la debilidad de las principales divisas frente al dólar, tras el empeño de la Reserva Federal por contener los precios, ha disparado la demanda de oro de los bancos centrales. Entre junio y septiembre se han comprado 400 toneladas, tres veces más que en el mismo periodo de 2021, según datos del Consejo Mundial del Oro. Todo parece apuntar que esa capacidad de compra la tendrían, fundamentalmente, Rusia y China.

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