Emilio Bravo, el alcalde de Mora desde 2011, estaba ayer «bien tranquilo». Atendió a este diario y atribuyó el consenso de los tres partidos de la oposición en la denuncia a un interés por «hacer daño» política y personalmente contra él. Asimismo, relacionaba la denuncia en la Fiscalía a la cercanía de las elecciones municipales. «Qué casualidad», espetaba.

«Les da igual su pueblo. Solo piensan en cargarse a Emilio Bravo», comentaba el alcalde, que ha trepado de nuevo a los titulares de los medios después de que el PSOE pidiera la dimisión del regidor a principios de mes tras la acusación de haber cometido una infracción grave por la sospecha de que fue sorprendido conduciendo por encima de la tasa de alcohol legal. A su vez, IU Castilla-La Mancha pidió a las Cortes y al Tribunal Superior de Justicia de CLM que investigue la supuesta infracción vial.

«Es una caza de brujas. Es un odio personal», reprochó ayer el alcalde de Mora, quien confía en ganar las elecciones del próximo 28 de mayo. «Los morachos van a hablar», asegura el representante del Partido Popular, quien acusa a la oposición de querer «paralizar» la actividad del Ayuntamiento durante cuatro años.

Así, señaló que la oposición no quiere que «paguemos a los proveedores» y aseguró que se acoge a los «reparos administrativos como todos los ayuntamientos» para el pago a los abastecedores.

«Llevan cuatro años intentando boicotear la labor del equipo de Gobierno», sostiene el alcalde de Mora, que ha encadenado tres legislaturas al frente del sillón del Ayuntamiento de Mora. Y apostilló al respecto: «Es una oposición destructiva».