La Feria Medieval del Vino de Montearagón

José García Cano*
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Ya es Fiesta de Interés Turístico Regional. Históricamente, Montearagón perteneció al señorío de Talavera y la importancia del río Tajo para la historia de Montearagón es indiscutible, ya que en época romana llegó a haber un camino paralelo

Iglesia de San Miguel Arcángel de Montearagón. - Foto: Archivo Diputación Provincial de Toledo.

En el Diario Oficial de Castilla la Mancha del pasado viernes, se publicaba una importante resolución mediante la cual se otorga el título de Fiesta de Interés Turístico Regional a la Feria Medieval del Vino que tiene lugar en la bonita localidad de Montearagón, en la comarca de Torrijos y a escasos 70 kilómetros de Toledo capital y a 20 de Talavera de la Reina. En el censo de 2018 Montearagón contaba con 506 habitantes, aunque a mediados del siglo XVIII había poco algo más de cuatrocientos; de ellos 212 eran solteros, 164 casados y 89 viudos. Sus ocupaciones principales eran la albañilería, algún sastre, labradores, jornaleros, cirujano, herrero, tabernero-abacero, sacristán (que también era el maestro de primeras letras) quien no cobraba nada, con lo cual la mayor parte del tiempo nadie se dedicaba al oficio y además un cirujano. Los lugareños cultivaban cereales, zumaque, olivares y viñedo, demostrando que desde hace más de dos siglos ya había cultivo de vides en su contorno; de cada fanega de viña se producían «siete cargas de uva» y de cada carga cuatro cántaras de vino limpio o lo que es lo mismo, veintiocho cántaras por fanega. Como curiosidad la cántara de vino se pagaba a 6 reales en aquel siglo XVIII. El término municipal contaba con 2.108 fanegas de extensión. También había en Montearagón un horno de cocer ladrillo y tejas. Los bienes que poseía el Ayuntamiento eran la propia casa consistorial, un tejar, la carnicería, una barca de pasajeros para cruzar el río Tajo -barca de palanca y remos-, los pastos de la dehesa boyal y unas parcelas de secano. Uno de los gastos anuales que tenía el ayuntamiento eran 82 reales que pagaban por el cirio que se llevaba todos los años a Nuestra Señora del Prado, durante la fiesta de las Mondas; otro gasto eran los nueve reales que se pagaban por la fiesta de San Gregorio según voto que tenía hecho el municipio. Históricamente perteneció al señorío de Talavera de la Reina y la importancia del río Tajo para la historia de Montearagón es indiscutible, ya que en época romana llegó a haber un camino paralelo al Tajo en el lado norte de la población, habiéndose encontrado algunos enterramientos en sus alrededores documentados en el siglo XVI. Después de la conquista de Toledo, la localidad fue repoblada por los cristianos, aunque posiblemente el origen de la población sea romano a tenor de los restos localizados en su término. Hay datos de que en el año 1436 el concejo adquiere algunas tierras que pertenecían a la Orden de Calatrava. En el siguiente siglo la peste pasó por el municipio, exactamente en el año 1507, lo que causó una merma importante en la población. Las mujeres de la localidad de hace tres siglos se dedicaban habitualmente a recoger espiga en agosto, así como hierbas comestibles -cuando era tiempo- y también espárragos, criadillas y cardillos.

Su parroquia tiene la advocación de San Miguel Arcángel y antiguamente existió un pequeño hospital que carecía de rentas. Es interesante recordar que en las crónicas del siglo XVIII se habla de un despoblado que perteneció a Montearagón llamado la Villa Nueva del Horcajo, que limitaba al este con Lucillos y Montearagón, al sur con el río Tajo, al oeste con el río Alberche y al norte con Cazalegas. En la Villa Nueva del Horcajo se destinaban 140 fanegas a la vid y siglos atrás fue cabeza de la Cuadrilla del Horcajo, agrupación de ocho pueblos de la jurisdicción de Talavera de la Reina.

No faltan las fiestas en Montearagón, entre las que destacamos la de San Antonio de Padua -13 de junio-, la cual se celebra el sábado más cercano a esta fecha; se celebra misa, procesión, pujas y verbena. El primer domingo de agosto tiene lugar la Fiesta Mayor de Montearagón, durante la cual se realizan diferentes actos culturales y lúdicos, como verbenas, actuaciones teatrales, procesión, comidas populares, festivales taurinos y fuegos artificiales. El día 29 de septiembre, día de San Miguel Arcángel tiene lugar la citada e importante Feria Medieval del Vino, reconocida por fin desde nuestro gobierno regional como una fiesta de interés, debido a la calidad y repercusión de la misma y que este año cumple su XVII edición. Durante el fin de semana más cercano a San Miguel tienen lugar diversos actos centrados en esta feria, donde la artesanía, el vino, la cultura y la gastronomía son los protagonistas. Tanto los niños como los mayores tienen cabida en la misma y si visitamos la localidad podremos degustar sus impresionantes vinos y aperitivos que nos harán sentirnos un vecino y amigo más de la localidad. Sus vecinos tienen claro que esta feria medieval se desmarca de las demás y aunque haya algún componente similar a otras fiestas medievales, en Montesclaros le proporcionan un toque especial, donde el vino es el protagonista y donde se valora a este producto de la tierra como se merece. Las bodegas participantes proceden de varios puntos de la comarca y la mayor parte pertenecen a la Denominación de Origen Méntrida. Montearagón recibe a varios miles de visitantes en su Feria (en 2019 alrededor de 10.000) los cuales participan activamente en todos los actos incluidas las catas guiadas que se realizan para disfrute de vecinos y visitantes. Los vecinos también agasajan a los visitantes con los dulces típicos del lugar, que son un aliciente más para recorrer sus calles durante las fiestas de San Miguel. Estamos seguros que esta reciente declaración hará que Montearagón y su Feria Medieval del Vino serán una cita obligada para que toledanos y castellanomanchegos visitemos la localidad a finales de septiembre.

*José García Cano es académico correspondiente en Consuegra de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo.