Cuidar del medio ambiente, dañarle lo menos posible y si ya lo está, intentar solucionarlo, es una actividad que sigue ganando adeptos en Talavera y que, de forma conjunta, busca un entorno mucho mejor para el presente pero también para el futuro. Muchas son las iniciativas que han surgido en los últimos tiempos para limpiar la ciudad, sus entornos naturales más cercanos y a la vez, practicar deporte. Y más que siguen surgiendo.
Es el caso de Verdébora, creado al amparo de Talaplogging y con sus mismos objetivos. La nueva asociación nació hace un par de meses, y ya ha realizado un par de salidas por el entorno del Canal Bajo del Alberche en una zona sin limpiar desde hace años.
Uno de sus miembros, Nacho Timón, explica que entre sus fines se encuentra recuperar las zonas verdes de la ciudad y municipios más cercanos, como Cazalegas o San Román, entre otros, actividad que realizan junto a otros dos colectivos con los que comparten inquietudes: Caminos Libres y Bikexperience. Así, un par de personas en bicicleta les acompañan en sus salidas y, ayudados por carritos, trasladan las decenas de bolsas de desperdicios recogidas.
Verdébora o el triunfo de la conciencia ambientalEllos forman parte de una nueva filosofía, conciencia ambiental, un movimiento social o incluso una actitud ante la vida que se preocupa por la conservación del medio ambiente y la mejora del estado del mismo. Esta nueva actitud es más que consciente de que casi cualquier acción del hombre afecta directamente, la mayoría de las veces negativamente, al planeta que nos acoge. Cuidándole, se garantiza su equilibrio presente y futuro.
Esta forma de ver la vida es lo que ha unido a diferentes talaveranos en un nuevo colectivo con un fin más que honrado. Junto a ellos, otros con más historia como Agrupación Naturalista Esparvel como organizador, y Ardeidas, Agesma, Talavera Talak, Fundación Tagus y Club Montaña Capra, colaboraron ayer en el que fue su primer gran evento a favor de la naturaleza, coincidiendo con el Día Mundial del Medio Ambiente, y adelantándose a la celebración del Día Mundial de los Océanos, que tendrá lugar el próximo 12 de junio.
Todos unidos, en un encuentro que reunió a medio centenar de personas, de todas las edades, comenzaron una intensa labor de limpieza en las riberas del río Tajo y en su interior, ayudados por monitores del club de piragüismo Talak.
Verdébora o el triunfo de la conciencia ambientalLo más esperanzador fue que entre los voluntarios había muchos niños pequeños, que se forman ya en el conocimiento ambiental y la conciencia de que el planeta es de todos y no tiene cara B.
Desde allí partieron tres grupos para llegar a más superficie. Uno en el río, otro hacia la zona de la Universidad de Castilla-La Mancha y un tercero que, tomando el rumbo contrario, se dirigió al puente atirantado, siempre con el cauce del río como guía.
Lo que encontraron fue realmente desolador. Todo tipo de objetos bajo las aguas, en sus riberas, y cristal, mucho cristal procedente de los botellones que tienen las grades cercanas a las instalaciones del Talak como gran escenario.
Verdébora o el triunfo de la conciencia ambientallos daños del botellón. La zona limitada para la celebración del botellón en la ciudad, junto a las instalaciones del Talak, en La Alameda, es una de las más perjudicadas por la suciedad y los restos que los jóvenes abandonan cada noche, especialmente los fines de semana. Verdébora pudo comprobarlo ayer, limpiando la grada junto al canal del río con cientos de cristales en miniatura que muchas veces han herido a los piragüistas que solo quieren practicar deporte.
Desde la nueva asociación, Timón reclama al Ayuntamiento el cierre de este graderío que solo se utiliza para esta concentración nocturna y que cada mañana amanece con una imagen lamentable. Aquí se dan cita unas 300 personas más otras 2.000 arriba, indica, por lo que «pedimos que se desplace unos 50 metros y cierren esta grada», que después deja mucha suciedad en el fondo del Tajo.
Verdébora. Timón considera «necesarias» estas acciones que sacan a la gente de su zona de confort para ir a recoger la suciedad de los demás, sobre todo porque estos residuos «se regeneran muy pronto», lamenta. En menos de un mes, regresan al sitio que limpiaron y vuelve a estar sucio. «Aunque haya papeleras, no es cuestión de papeleras, es de civismo».