Una espada filipina para el vencedor de Joló

Germán Dueñas Beraiz
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El Ayuntamiento de Manila promovió y costeó un arma como homenaje por su labor contra la piratería en Filipinas a Juan Antonio de Urbiztondo y Eguía, Marqués de la Solana. Desmanteló en dos expediciones los puertos y ciudades enemigas

Una espada filipina para el vencedor de Joló

Durante el siglo XIX resultó habitual que militares que habían destacado por su participación en alguna guerra o accion importante fueran obsequiados con espadas o sables de los denominados 'de honor'. Aun teniendo la forma de un arma y pudiendo estar basadas en modelos reglamentarios, eran piezas de un cierto lujo en sus materiales y decoraciones. Y al mismo tiempo poseían en su estructura inscripciones o motivos alegóricos al personaje destinatario del regalo. Los inductores del obsequio podían ser otros militares, compañeros de promoción o de unidad, los reyes, instituciones públicas o privadas y las corporaciones municipales.

Este es el caso de la espada de ceñir que aquí traemos. Ya que fue el Ayuntamiento de la capital de Filipinas, Manila, quien promovió y costeó la presente arma. Su destinatario era Juan Antonio de Urbiztondo y Eguía, Marqués de la Solana (San Sebastián, (7 de enero de 1803 - Madrid, 26 de abril de 1857). Este militar desde su infancia estuvo vinculado a la casa real y a la persona de Fernando VII. Y cuando se produjo el levantamiento carlista en contra de la futura reina Isabel II, y a favor del hermano de Fernando VII, el Infante Don Carlos, Urbiztondo abrazó con fervor la causa carlista.

Participó en diferentes acciones en Cataluña, pero poco a poco se fue alejando de Don Carlos, y basculando hacia la causa liberal, llegando a trabajar en los preliminares del Abrazo de Vergara, al que se sumó. Tras el final de la guerra disfrutó de varios altos cargos en la zona vasca, hasta que en 1850 fue nombrado como Capitán General de Filipinas, cargo que ostentaría hasta 1853.

Allí destacó por su iniciativa de castigar la piratería instalada en el archipiélago de Joló. Desde la que se atacaban continuamente los intereses españoles en la zona, sin que el Sultán hiciera nada para evitarlo. Desmanteló en dos expediciones los puertos y ciudades enemigas, capturando hasta 112 piezas de artillería, muchas de las cuales recalaron en nuestro Museo. Estas victorias le valieron la Gran

Cruz de la Real y Militar orden de San Fernando, y la Grandeza de

España de primera clase con el título de Duque de Joló. 

Destacó así mismo en su estancia filipina como hábil negociador y administrador, saneando la economía de la zona, y creando incluso el Banco de Isabel II. A su vuelta a la Península  siguió ocupando diferentes puestos de importancia, como Ministro de la Guerra (1856). Falleciendo en 1557 en extrañas circunstancias a las puertas de la alcoba de la Reina Isabel II, cuando ostentaba el cargo de Jefe del Cuarto del Rey.

Esta espada posee una empuñadura de bronce, con arriaz recto destacando el escudo de Manila en ambos lados del puño, rodeado con inscripciones diferentes en cada lado: «Al vencedor de Joló / Ayuntamiento de manila».

La hoja es recta y estrecha con un vaceo central grabado y pavonado con leyendas alusivas al fabricante y la acción que motivó el regalo: «Artillería. Fábrica de Toledo, 1852 / Manila, 16 de noviembre de 1851».

Posee así mismo una vaina de cuero con brocal y contera metálicas, también doradas y grabadas.