Enrique Sánchez Lubián

En el Camino

Enrique Sánchez Lubián


Orgullo y catas

09/06/2022

Aunque en ocasiones pueda considerarse como soberbia hacia los demás, el orgullo también es una emoción que contribuye a sentir admiración por lo que somos y reconocernos en nuestros principios. Ayuda a levantarnos y seguir adelante en las caídas, potencia la confianza en sí mismo, alienta la resiliencia en las adversidades y estimula la valentía. El pasado domingo, en Cuevas de Almanzora, Pedro Sánchez apeló al 'orgullo rojo' del PSOE para ganar las elecciones andaluzas, llamamiento que, pese a la épica carga que conlleva y vistos cuantos sondeos conocemos, se antoja difícil para el socialismo.
Sabido es que en toda actividad, tanto importa lo que se hace, como de qué forma lo perciben los demás. Equilibrar esa dualidad es clave en política. Máxime en estos tiempos, cuando la agitación y la visceralidad nublan todo intento sosegado de confrontar propuestas, datos y realidades en tertulias, redes sociales o barras de bar. Sobre esto, así como de aquellos deslices que empañan las acciones gubernamentales, Nicolás Sartorius ha publicado un interesante artículo en Infolibre, 'Cuanto mejor, peor, o los daños colaterales'. Relata con detalle cómo pese al buen balance de logros sociales, económicos y políticos conseguidos por el Gobierno del PSOE y Unidas-Podemos en estos difíciles dos años y medio, gana enteros la sensación de que las cosas van mal, preguntándose por qué cuando están tomándose decisiones de calado para mejorar la vida de los ciudadanos y ampliando derechos, el apoyo a las izquierdas parece diluirse.
A nadie escapa que las elecciones andaluzas trascienden su ámbito territorial. Testarán, también, hasta qué punto la desconfianza, la apatía, la desmovilización, el desencanto, el cansancio o el cainismo interno pueden causar una brecha notable en el electorado progresista, dando alas a unas derechas crecidas y retroalimentadas entre sí, sin que los sesgos ultras les impidan conformar desacomplejadas alianzas de gobierno. Encontrar respuestas a ese desafío va más allá de un fogoso llamamiento al 'orgullo rojo' socialista, por muy notorio que éste sea. Y es que, como antaño cantara Luis Pastor, «para gozar el mañana hay que pelear el ahora», siendo obligado reconocer que en ese día a día del presente, a las izquierdas, a veces, como se dice por tierras manchegas, el vino se nos va en catas.