2022, un escenario de incertidumbre

C.C. (SPC)
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La guerra en Ucrania, la inflación, el coste de las materias primas o la energía van a retrasar la recuperación estimada para 2022

2022, un escenario de incertidumbre - Foto: Eduardo Parra Europa Press

El optimismo que preveían los economistas para este 2022 no ha superado ni tan siquiera el primer trimestre del año en curso, debido a la invasión de Ucrania por Rusia, que ha confirmado los peores escenarios de los analistas mejor informados.
Los malos pronósticos que anunciaban una espiral inflacionista a nivel mundial, el anuncio de subida de tipos de interés en la Unión Europea, un crash bursátil, las crisis geopolíticas protagonizadas por Rusia y China, las posibles mutaciones víricas del coronavirus y la crisis en China parece que se van haciendo realidad en este ejercicio.
España cerraba febrero con una inflación del 7,4%, un dato que no se recordaba desde 1989 y que hace pensar que la economía nacional se está acercando al fenómeno de la estanflación, lo que significa un estancamiento de las tasas de crecimiento del PIB en un momento decisivo. 
En el plano comunitario, el BCE había avanzado que en el mes de abril podría revisar sus proyecciones en política monetaria y se podría plantear subir los tipos de interés para contener las altas tasas de inflación.
De hecho, el euríbor ha subido en febrero por su segundo mes consecutivo a su nivel máximo desde julio de 2020, hasta el entorno del -0,33%.
Si nos fijamos en los mercados bursátiles, el índice de referencia español, el IBEX 35, ha cedido en febrero el 1,55% y, en lo que va de año, acumula ya unas pérdidas del 2,69% con una tendencia a la baja por el conflicto bélico de Ucrania y Rusia.


Otros panoramas

La globalización y los mercados sin fronteras hacen que la economía dependa de las decisiones de los Estados más avanzados.
Actualmente, la crisis geopolítica en Ucrania está condicionando, en gran parte, la expansión o recesión del PIB comunitario y español. Quedan muchas variables por definir. China también tiene mucho que decir en un panorama en el que se enfrentan dos modelos económicos muy diferentes, el de los países democráticos liderados por EEUU y la UE y los totalitarios como Rusia, China o Irán.

 

Espiral inflacionaria

Si  2021 cerró con una tasa del IPC en España del 6,5% y, en los primeros meses del año en curso este indicador escaló al 6,1% en enero, y al 7,4% en febrero, la previsión está apuntando a que los precios van a seguir al alza en un contexto que es muy posible que esté marcado por la estanflación que aúna el estancamiento de la economía con la inflación. El crecimiento se aleja de lo esperado por los economistas para 2022 que ya dibujan un escenario de incertidumbres, sobre todo, a raíz de la invasión de Ucrania.
Entre los efectos de la nueva realidad, está un descenso del consumo, un incremento de deuda tanto de empresas como de particulares en el que los concursos de acreedores y las quiebras van a alejar la recuperación del país.  
Asimismo, el poder adquisitivo de los trabajadores va a disminuir puesto que las subidas de precios van a continuar, frenando el alza de los salarios y el crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB).  

 

Subidas de intereses

Ante este escenario de incertidumbre económica, el Banco Central Europeo, que ha colocado en el mercado una gran liquidez para paliar la crisis de la COVID, es el que están apostando ahora por una política monetaria muy prudente para no equivocarse a la hora de tomar decisiones que puedan frenar el futuro de la recuperación. 
Por el momento, se confirma que la FED subirá un cuarto de punto los tipos a finales de este mes, pese a la guerra de Rusia y Ucrania. Mientras, la directora gerente del BCE, Christine Lagarde, anunció que no será hasta abril cuando el organismo revise sus proyecciones monetarias pero, en sus últimas intervenciones, vino a decir que no es el momento de subir los tipos puesto que podría perjudicar a miles de empresas y familias que atraviesan una situación de vulnerabilidad por los graves efectos de la pandemia.
La situación no es sencilla y todo hace pensar que lo que se decida serán medidas conservadoras.

 

'Crash' bursátil

Los inversores confían en que los tipos de interés no suban de forma excesiva en 2022, puesto que la situación crearía lo que ellos denominan un crash bursátil, tal como han previsto magnates como Mark Zuckerberg, creador de Facebook, que ha vendido 9,4 millones de sus acciones o el propietario de Tesla, Elon Musk, que se ha deshecho de 15 millones de acciones de su compañía o el consejero delegado de Microsoft, Satya Nadella, que ha vendido la mitad de los títulos que poseía de la sociedad informática. 
Según los expertos, las mayores fortunas, a las que se les supone información solvente, se han deshecho de un 30% de sus propios títulos bursátiles pensando que 2022 no es el mejor año para invertir en los mercados ni tampoco lo será para las criptomenedas ante la excesiva volatilidad e incertidumbre que existe en un contexto que, además, viene agravado por el conflicto bélico de Rusia con Ucrania. Se trata de esperar a mejores tiempos y buscar oportunidades que garanticen rentabilidad.  

 

Tensión geopolítica
Las previsiones de los analistas económicos de información internacional se están haciendo realidad. La posibilidad de una crisis geopolítica entre Rusia y Ucrania ya es efectiva en estos momentos y con consecuencias desastrosas para la economía. La inflación apunta al alza y aún falta saber qué desenlace podría tener una confrontación de China y EEUU por Taiwán que va a depender, en gran medida, de cómo quede el conflicto de Ucrania. Falta saber también cómo se va a comportar Irán donde la tensión es muy alta. Las sanciones económicas a Rusia han disparado los precios del petróleo, el gas, los cereales y las principales materias primas en un escenario que puede ser aún más serio si este el conflicto se extiende a una confrontación militar entre las grandes potencias de consecuencias imprevistas.

 

Mutaciones COVID
Después de la sexta ola del coronavirus, que ha dejado en España solo en enero más bajas laborales que en todo el año 2021, los analistas no se confían y proponen medidas como han adoptado ya naciones como, por ejemplo, el Reino Unido. Piden planes de contingencia ante variantes como delta, ómicron o flurona con los que hacer frente a este problema sin frenar el crecimiento económico y, sobre todo, para que no se desestabilicen sectores de la economía claves y servicios básicos. Si estos escenarios se reproducen, la sociedad se enfrentaría a un desabastecimiento y una escasez que agravaría aún más la crisis y las tasas de inflación actuales. 

 

Crisis en China
Actualmente, China está sufriendo una crisis severa y una ralentización de su economía que ha pasado de un crecimiento del PIB en 2010 del 10,6% al 4,9% actual. Una de las razones de este desplome es que el 25% de su sistema productivo está asociado al sector inmobiliario. La alerta saltó con el anuncio de hundimiento de la constructora Evergrande que ha suspendido su cotización en Bolsa. Hay, además, otras compañías del sector como Fantasia Holding, Kaisa o Shimao que tienen una situación similar con una enorme deuda. La morosidad de esta industria y de las grandes constructoras del país es un gran misterio fuera de sus fronteras y, según algunos analistas, la realidad es aún peor.
Los expertos en economía china aseguran que el escenario es inquietante dado que la información que sale de este país que tiene un férreo control del gobierno, como se ha visto con la COVID, pone en duda la veracidad de la realidad económica de la que presume.