Katharine Hepburn, independiente y feminista

SPC
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TCM recordará en junio algunos de los mejores trabajos de la actriz, como 'Las cuatro hermanitas', 'Historias de Filadelfia, 'En el estanque dorado' o 'Adivina quién viene esta noche'

La intérprete fue tachada en ocasiones de arrogante, cínica y altiva. - Foto: EFE

Katharine Hepburn murió el 29 de junio de 2003 a los 96 años. Con motivo del vigésimo aniversario de su fallecimiento, todos los jueves de junio se podrán ver en TCM dos películas de su filmografía y el 29, día en el que se cumplen los 20 años de su pérdida, la programación de la jornada estará íntegramente dedicada a esta gran estrella con la emisión de películas como Faldas de acero, Las cuatro hermanitas, La mujer del año, Vivir para gozar, Su otra esposa, Historias de Filadelfia, En el estanque dorado o Adivina quién viene esta noche.

Liberal, feminista, independiente... Así fue durante toda su vida Katharine Hepburn, una de grandes estrellas del Hollywood de los años 30 y 40, un símbolo de la independencia y de la modernidad. Su descubridor y amigo, el director George Cukor, dijo de ella: «Kate no se parecía a los años 30, sino a sí misma. Luego las chicas empezaron a imitarla y la década acabó pareciéndose a ella».

Hepburn nació en Hartford (Connecticut) un 12 de mayo de 1907. Provenía de una familia adinerada, liberal y progresista del este de Estados Unidos. A Hollywood llegó a comienzos de los años 30 para rodar Doble sacrificio y muy pronto se ganó fama de extravagante. Acudía a los rodajes vistiendo monos y pantalones, una prenda por la que sentía predilección. Al principio, los jefes de los estudios intentaron que cambiara su forma de vestir, pero ocurrió lo contrario. Su estilo terminó contagiando a sus personajes. Un estilo que no se basaba tan solo en su aspecto externo sino en su insobornable personalidad. Nunca consintió que los publicistas de los estudios manipularan su biografía ni crearan noticias en torno a ella. No tenía agente y negociaba directamente con los productores, algo nada habitual en esos tiempos en los que los actores estaban atados por larguísimos contratos.

Pero su carrera no fue fácil. Después de que varias películas suyas no lograran buenos resultados, la asociación de exhibidores dijo que era «veneno para la taquilla». Ella volvió a Nueva York y puso en pie una obra de teatro: Historias de Filadelfia. La obra fue un gran éxito y propició su vuelta a Hollywood por la puerta grande. A lo largo de su carrera ganó cuatro Oscar, un récord que aún no ha sido superado por ninguna otra actriz y compartió reparto con los mejores actores de su época: Cary Grant, James Stewart, Henry Fonda, Spencer Tracy, Montgomery Clift y trabajó a las órdenes de algunos de los más grandes realizadores de todos los tiempos: Howard Hawks, Joseph L. Mankiewicz, John Huston e incluso con John Ford.

Tenía fama de altiva, distante e incluso antipática, pero no era cierto. En los rodajes era amable y cercana con todos los técnicos. Nunca se rodeó de asistentes y en lo personal llevó una vida bastante discreta. Su relación con Spencer Tracy era un secreto a voces en Hollywood, pero nunca quiso airearla innecesariamente. «Nunca aparecíamos juntos en público. Aprendí a ser invisible en ciertos lugares. Él estaba casado y tenía dos hijos y la señora Tracy se merecía ese respeto. La prensa y los cronistas de sociedad lo sabían y nos dejaban tranquilos», escribió en sus memorias. «Pasamos juntos 27 años y funcionó. ¿Por qué funcionó? ¿Quién sabe?, pero el hecho es que funcionó. Nunca sabré lo que Spencer vio en mí. Pero sí sé lo que yo vi en él. Vi humor, inteligencia y talento».

Deportista y comprometida

Katharine Hepburn fue también una gran deportista. Jugó al tenis hasta poco antes de su muerte y se bañaba en la piscina o en el mar casi a diario, fuera cual fuera la temperatura. También destacó por su actividad política. Apoyó al candidato Henry Wallace en su campaña por la presidencia frente a Truman. Y en una de sus intervenciones hizo un discurso en contra de la censura. Algo muy comprometido en la época, cuando el Comité de Actividades Antiamericanas había ya empezado a actuar.

Sus personajes, como se puede comprobar en películas como La mujer del año o La costilla de Adán, eran mujeres con un fuerte carácter y reivindicativas, muchas de ellas con una ideología marcadamente feminista. Y consiguió algo que casi ninguna otra actriz ha logrado: que el público de cada década se identificara con alguno de ellos.