Descifrando a Picasso

Agencias-SPC
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El Museo de Barcelona dedicado al genio analiza su etapa azul con una muestra que, gracias a la ciencia y la tecnología, desvela las capas más ocultas de algunas de sus obras y conecta sus pinturas

Descifrando a Picasso

Durante el recorrido artístico de cualquier pintor resulta casi imposible no identificar su evolución tanto en la temática como en las composiciones. Eso mismo le ocurrió a Pablo Ruiz Picasso, quien antes de convertirse en el gran maestro del cubismo, permitió que sus pinceles experimentasen con distintos estilos. Uno de ellos fue el de su etapa azul (1901-1904), con la que llegó a desarrollar obras icónicas repletas de melancolía, pobreza, dolor y soledad.

Precisamente, es a este período al que el Museo Picasso de Barcelona rinde homenaje con una nueva exposición que aborda de manera inédita una de sus fases más tempranas. Y lo hace a través de Picasso Proyecto Azul, una muestra que examina, mediante la ciencia y la tecnología, el proceso creativo, los materiales y la distribución de las capas de color de algunas de las pinturas de su colección permanente. Una técnica que permite ver más allá de lo que en un primer momento se puede vislumbrar en sus obras, ofreciendo una mirada novedosa al descubrir lo que se esconde en sus capas subyacentes.

Para ello, la pinacoteca permite disfrutar desde este mes y hasta septiembre de un recorrido sobre los trabajos de investigación realizados -con la colaboración de las instituciones museísticas de la National Gallery of Art de Washington, el Istituto di Fisica Aplicada de Carrara y la Universitat de Barcelona- sobre Naturaleza muerta (1901), Jaume Sabartés con quevedos (1901), La copa azul (1903) y Azoteas de Barcelona (1903), así como el dibujo El ciego, comprado por el Ayuntamiento de Barcelona.

Descifrando a Picasso Descifrando a Picasso La exposición, comisariada por Reyes Jiménez, responsable del departamento de Conservación Preventiva y Restauración de la galería, analiza distintos aspectos de estas piezas, relacionándolas, además, con otros trabajos que pertenecen al mismo período o a años anteriores, como ocurre en el caso de las telas reutilizadas. 

Aunque las grandes pinturas realizadas durante los cuatro intensos años de la época azul son muy conocidas, «otras nunca vieron la luz porque quedaron sepultadas bajo capas de pintura y fueron reconvertidas en nuevas creaciones», apunta la comisaria, quien se pregunta: «¿Dejó el artista voluntariamente en la superficie de sus obras vestigios materiales que inducen a pensar que buscaba ofrecer diferentes niveles de lectura?».

«Siempre se había justificado el reaprovechamiento de las telas en Picasso por una cuestión económica, pero estos análisis tecnológicos demuestran que había una voluntad, y que el pintor dejó deliberadamente guiños, reaprovecha colores, formas y texturas», detalla Jiménez al respecto.

Descifrando a Picasso Descifrando a Picasso - Foto: MUSEU PICASSOA través de la ciencia y la tecnología, unas herramientas «imprescindibles para los museos del siglo XXI» -subraya el director de la galería, Emmanuel Guigon-, es posible conectar ahora sus pinturas y «generar una narrativa razonada de la época azul», lo que permite implicarse en el intrincado proceso creativo picassiano y descifrar información oculta hasta ahora.

El arte de la transformación

Así, los análisis radiográficos y reflectográficos dejan vislumbrar en Naturaleza muerta la imagen subyacente de una pareja con la cabeza apoyada, que coincide con una etapa en la que la figura humana adquirió especial protagonismo para él, con personas sentadas ante la mesa de un bar en actitud melancólica. Según el análisis, el genio no se limitó a cubrir la primera composición, sino que mantuvo la mesa en primer plano y añadió elementos que reemplazaron las siluetas. Algo que, recalca Jiménez, demuestra que más que reaprovechar, «transformaba» las telas.

En el caso de Jaume Sabartés con quevedos, las técnicas infrarrojas sacaron a relucir vestigios tipográficos del diario parisino Le Journal del 18 de enero de 1902 adheridos a la superficie. En sus memorias, el propio Sabartés recordaba que Picasso había pintado su retrato cubriendo el de una reclusa de la prisión de Saint-Lazare, extremo confirmado por el estudio, gracias al cual se descubrió una figura femenina con el característico tocado que llevaban las internas y un fondo que recuerda a la arquitectura del recinto.

Descifrando a Picasso Descifrando a Picasso También un minucioso estudio sobre La copa azul reveló una figura masculina barbuda con un ramo de flores y un segundo rostro superpuesto de un hombre de edad madura que persistió a lo largo de unos cuantos meses en 1902.

Y el descubrimiento de una composición subyacente bajo Azoteas de Barcelona no solo vinculó esta tela con la obra clave de la época azul La vida (1903), sino que también se convirtió en un incentivo para que el museo iniciara el estudio técnico sistematizado de las pinturas de la colección.

Por su fuera poco, las cuatro piezas estudiadas no estarán solas. Articulan las salas que analizan cada caso un espacio común en el que cuelga un dibujo del taller y cuatro autorretratos de 1900, 1901 y 1903. Toda una exposición didáctica que, acompañada de vídeos, permite «un paseo por su obra y capa interna», con la voluntad de que el visitante pueda ampliar sus conocimientos sobre el genio, subraya Jiménez.

Descifrando a Picasso Descifrando a Picasso Dibujo inédito

Esta muestra también se convierte en la primera vez que el museo expone El ciego, un dibujo de Picasso que el Ayuntamiento de Barcelona adquirió recientemente, en una subasta en octubre.

Se trata de una ilustración que se vincula a la serie de obras que el malagueño hizo durante la segunda mitad de 1903 protagonizadas por la figura de un invidente, entre ellos El ciego, del Fogg Art Museum de la Universidad de Harvard, y La comida del ciego, del Metropolitan de Nueva York.