Alejandro Bermúdez

Con los pies en el suelo

Alejandro Bermúdez


‘Ca uno es ca uno’

07/05/2021

De las derrotas se aprende enseguida la lección, salvo los muy obtusos. Aprender de las victorias es mucho más difícil. El ego del ser humano tiende a hincharnos como a pavos que hacen la rueda y le impide  ver con claridad. Esta es la razón por la que muchas veces se producen vuelcos en poco tiempo. Vuelcos que pueden llevar de la victoria más gloriosa a la insignificancia más nimia.
El problema es siempre desprenderse de esa lente de éxito que nos priva de claridad. Si queremos actuar con cierta lucidez tenemos que aprender a salir de nosotros mismos para contemplarnos desde fuera y juzgarnos como si fuéramos nuestros propios enemigos. Solo así, huyendo del engolamiento se podrán repetir las victorias dejando de ser flor de un día.
En los éxitos políticos hay que tener en cuenta dos aspectos básicos: uno, que las adhesiones son siempre temporales, y así tiene que ser. Si partimos de que la confianza se entrega en espera de una acción futura, hasta Perogrullo sabe que si esa acción esperada no llega, la confianza se retira y se busca alguien que nos parezca merecedor de ella. El otro punto ‘filipino’ es que la confianza se otorga a una persona y no a unas siglas. No discuto que, hablando de adhesiones políticas, no haya un porcentaje de personas con pertenencias inamovibles a ellas, pero cada vez son menos. Son menos porque, por la razón que sea, se cultiva desde las propias organizaciones el culto al líder, cual si de dioses se tratara. Si eso es lo que se cultiva, por lógica, es que se recoge. Por ello sería un error mayúsculo pensar que porque se hayan ganado unas elecciones con unas siglas, cualquiera que se vista con ese traje va  a obtener la victoria. ‘Ca uno es ca uno’, como decía Rafael Guerra, ese genio del toreo y de la filosofía popular, seguramente ‘traduciendo’ la frase más formal y propia de un filósofo de su amigo José Ortega y Gasset: «yo soy yo y mis circunstancia».
Efectivamente ‘ca uno es ca uno’ y por eso nadie debe pensar que por ponerse el traje de otro va a obtener el éxito del otro. Porque el mundo evoluciona y la sociedad dispone actualmente de más información que nunca y casi nada le pasa inadvertido. Otra es que, como no hay nadie perfecto, haga la vista gorda en muchos aspectos.
En las elecciones de Madrid se ha intentado atemorizar a la población con el dichoso fascismo, cuando era obvio quienes estaban generando violencia. Han atropellado la razón como ocurría cuando ETA se quería presentar como víctima. En este caso, quienes pateaban policías y trataban de impedir que fuerzas políticas legales hicieran compaña se llenaban después la boca llamando fascistas a los acosados.
En las elecciones de Madrid se ha tratado de criminalizar una opción por  tener los impuestos bajos, cuando es obvio que de esta forma está creando más riqueza que quienes siempre tuvieron todas las prebendas y ven como les abandonan sus empresas porque no les dejan vivir a base de impuestos y doctrinas políticas ‘oficiales’.
A las elecciones de Madrid ha concurrido una fuerza que quiso traicionar su propio gobierno cambiando de socio a mitad de carrera. El resultado no puede ser más elocuente, pero… ‘ca uno es ca uno’.