Wamba, Don Rodrigo, Leovigildo, Chindasvinto, Recesvinto… El ‘top ten’ de la lista de los reyes godos se ha dado cita esta mañana en la plaza del Ayuntamiento. Luis Miguel Romo, estudiante de arqueología, ha sido el encargado de montar un original cementerio visigodo que tiene como único objetivo remover conciencias.
Con un total de 12 lápidas, la protesta se centra en el estado actual de Vega Baja, un yacimiento que en palabras del propio Luis Miguel Romo “se lo han cargado por todos lados” y que necesita una rescate urgente. Por eso, la sepultura de mayor tamaño de esta necrópolis visigoda estaba dedicada a la alcaldesa de la ciudad, Milagros Tolón, a la que este estudiante de arqueología critica “sus ganas de construir en el yacimiento a toda costa” y a la que exige, como aparecía escrito en la tumba, que cumpla “con la ley y la constitución”.
Concretamente, la reivindicación de este joven toledano es sobre el artículo 46 de la Constitución, que reza que “los poderes públicos garantizarán la conservación y promoverán el enriquecimiento del patrimonio histórico, cultural y artístico de los pueblos de España y de los bienes que lo integran, cualquiera que sea su régimen jurídico y su titularidad. La ley penal sancionará los atentados contra este patrimonio”.
Un cementerio visigodo frente al Ayuntamiento por Vega BajaPara el autor de la protesta, también es lamentable la actitud de la Facultad de Humanidades de Toledo en todo el asunto de Vega Baja, puesto que considera que se han desentendido del yacimiento y se lo han entregado en bandeja a la Escuela de Arquitectura, que en su opinión no piensa en proteger y sacar a la luz el yacimiento, sino como construir en él.
“Lo de Vega Baja es una auténtico atentado cultural”, se lamenta Romo, que no descarta tampoco realizar más protestas, incluyendo a la Junta de Comunidades, como administración responsable del yacimiento.
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“Lo de Page es quizás apatía, pero la señora Tolón es que está obsesionada con construir en Vega Baja”, afirma el autor de la protesta fúnebre que, como estaba cansado de que la alcaldesa ignore el yacimiento, no ha dudado en traerle “los visigodos a su casa”.