Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


Identidad

26/10/2022

A pesar de que, en muchos casos, la globalización se ha llevado por delante rasgos característicos de muchos pueblos y culturas, últimamente nos encontramos con una tendencia salvaje hacia la uniformidad.
Pero no se crean que esto proviene de las multinacionales y los cientos de franquicias que se arremolinan en torno a las calles principales de los municipios más turísticos. Esto viene dado por una maniobra de ingeniería social que tiene 3 objetivos fundamentales.
-Debilitamiento, empobrecimiento y manipulación intelectual desde la infancia.
-Dependencia socioeconómica de la administración de una mayoría de la población.
-Acallamiento de la crítica y unicidad bajo un prisma cada vez más autoritario.
Seguro que se pueden sacar más y mucho más concretos objetos de deseo de la izquierda, cada día más radicalizada y menos dialogante. Esta obcecación por el pensamiento único arrastra, como en Hungría o Italia una contestación reaccionaria que, desde otro extremo radical anhelan un fortalecimiento de la identidad nacional.
¿Cuál es el término medio? Desde la moderación se puede, perfectamente, dar la batalla intelectual y cultural. No hay una superioridad ni moral ni intelectual de la izquierda sobre la derecha. No se puede patrimonializar la cultura, ni la música, ni las artes Escénicas, aunque tengamos intentos más o menos fructíferos, que no son más que gestos de cara a la galería con intenciones y afectos más partidistas que identitarios.
Pero, verdaderamente, la identidad de los pueblos, la cultura popular se guarda en nuestro campo, en nuestros núcleos rurales, en nuestros cascos urbanos, en nuestra gente. Allá donde recordamos quiénes y cómo fueron nuestros antecesores. Qué y cuánto hicieron por dejarnos un legado, una huella indeleble de orgullo y pertenencia. Una demostración de las hábiles manos que tallaron piedra, modelaron cerámica o trabajaron madera. Compusieron música, ordenaron y cautivaron razón y corazón con plumas literarias.
Somos herencia de lo que aquellos fueron, pero no podemos de permitir que su legado se pierda. Para mantenerlo sólo hacen falta 3 elementos: decisión, planificación e inversión.
Bien es cierto que las decenas de millones invertidas en los objetivos de ingeniería social aún son herencia del gobierno que compartió con Podemos en Castilla-La Mancha, pero ha habido poca voluntad por proteger y conservar nuestro patrimonio y nuestra cultura, lo que no son cuentas, son cuentos.