Ignacio Ruiz

Cabalito

Ignacio Ruiz


¡Good morning, Kiev!

16/03/2022

Todas las mañanas amanecían cargadas de olor a Napalm, a humedad pútrida, pero con Adrian Cronauer poniendo música y dando ánimos a las tropas norteamericanas en el infernal escenario bélico de tierras asiáticas.
Esta historia del locutor e incómodo pinchadiscos fue llevada al cine y protagonizada por el genial Robin Williams. La crueldad de la guerra, implacable con el débil y deleznable por todos sus costados, da cabida a miles y millones de historias de soberbia y falta de comprensión.
Adrian Cronauer no perdía oportunidad de meter el dedo en el ojo de sus superiores, lo que, a todas luces, suponía poner en un brete la jerarquía y cuestionaba las decisiones del mando militar.
Pongan ustedes por caso que, en Ucrania, las redes sociales están demostrando que la propaganda rusa, las fake news del Kremlin, por fin han sido desactivadas. Ha contaminado Europa, Latinoamérica hasta Cataluña con su porquería de intoxicación.
Tras enviar jóvenes e imberbes, ahora ha visto la necesidad de contratar mercenarios bielorrusos, sirios, chechenos para poder afrontar una guerra que pretendía ser un paseo silencioso, como estaba siendo Crimea desde hace ya años y, ahora, pide ayuda a China, porque el órdago que se tiró, le ha llevado a un peligroso callejón.
Putin, aprovechando la venda en los ojos que tenían los europeos, aprovechando los gimoteos anticapitalistas de sus amigos podemitas y de la CUP, las que le bailaban los chavistas, las tontás que el propio Borrell se atrevía a balbucear ante Lavrov, pensó adueñarse de todo tapándose con su industria de la negación.
Pero Ucrania ha jugado su papel mejor de lo que nadie esperaba. Ha plantado cara con gallardía en varios frentes: el militar, donde están demostrando un valor y unos arrestos que veremos si lo tenemos entre nosotros cuando nos haga falta; el político, donde todo el mundo esperaba que Zelinski era un Chiquilicuatre cualquiera, y es un político de otras épocas; y en la comunicación, mostrando al mundo lo que nadie quería ver, muertos en las calles, destrucción y llantos, y eso nos ha despertado al resto de europeos.
Las 7 plagas de Egipto se nos están quedando cortas, no olvidemos que estamos en la retaguardia de Europa del Este, pero somos la vanguardia y frontera en la Europa del Sur.