La paciencia tiene un límite. Los trabajadores y trabajadoras del sector de la limpieza de la provincia de Toledo y de la región se concentraron esta mañana frente a la sede de Fedeto (Federación de Empresarios de Toledo) para reivindicar la negociación de un nuevo convenio colectivo que les ajuste el salario en relación al IPC actual. Con petardos, silbatos y hasta bengalas ondearon las banderas de los sindicatos de los cerca de un centenar de trabajadores que se manifestaron en el paseo de Recaredo.

Sus portavoces sindicales expresaron que las negociaciones de su convenio llevan rotas desde antes de los meses de verano, especificando que sus pretensiones giran en torno a «un salario más digno que esté vinculado a una cláusula de revisión que garantice las variaciones del IPC, disparado este año», explicó Félix Frutos, secretario sectorial de Limpieza de UGT-CLM.

Este destacó que no se conforman con cualquier subida después del esfuerzo realizado durante la pandemia, en la que los trabajadores han desarrollado su jornada laboral «en continuo riesgo de contagio del coronavirus y en condiciones precarias», lo que asegura Frutos que «ha dejado secuelas para toda la vida en algunas compañeras o, directamente, ha provocado que algunos o algunas ya no estén con nosotros». Por eso, los portavoces de estas reivindicaciones explicaron que «de nada serviría una subida, por ejemplo, de un dos por ciento de sus salarios si el IPC sigue instalado por encima del 10 por ciento, porque significaría que el trabajador seguiría perdiendo poder adquisitivo».

Entre los gritos de «si no hay salarios, no fregamos» o «si no firmamos, no limpiamos» estaba Verónica Álvarez, trabajadora del Hospital Universitario de Toledo y presente en la mesa negociadora del Comité de Empresa. La afectada expuso que «no solo nos dan largas o se niegan a revisarnos el salario, sino que se excusan en que no pueden hacerlo porque ha subido el precio del gásoil, como si a nosotros no nos afectara que tenemos más condiciones precarias que ellos». Además, esta trabajadora añadió que a la congelación de los salarios intentaron sumar la de la antigüedad, «cuando es una de las pocas cosas buenas que nos garantiza el actual convenio».

Unas reivindicaciones que incumben a unas 15.000 personas en toda Castilla-La Mancha y, en concreto, a 5.000 en la provincia de Toledo, siendo esta por tanto la que más afectados reúne por las condiciones laborales. Los manifestantes lo dejaron claro, «si no nos atienden seguiremos movilizándonos y cambiaremos las fregonas por las pancartas».