Nuevas aliadas contra el dolor

Concha Tejerina (EFE)
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Los avances en realidad virtual e inteligencia artificial se están convirtiendo en claros compañeros de la medicina para aliviar las molestias de ciertas patologías y ahorrar, además, en gasto sanitario

Tecnología y realidad virtual en tratamientos - Foto: Pixabay

Tecnologías como la realidad virtual, la inteligencia artificial o la telerrehabilitación son firmes aliados en la lucha contra el dolor, no solo para aliviar la patología en los pacientes, sino porque pueden ayudar a reducir el gasto sanitario, al evitar traslados a los hospitales o incluso reducir el consumo de fármacos.

La Sociedad Española del Dolor (SED) celebró hace unos días en Valencia su decimoctavo congreso, donde los profesionales pudieron exponer o conocer las últimas novedades sobre el tratamiento del dolor y recibir información sobre herramientas y dispositivos tecnológicos que permiten ayudar a su manejo.

El objetivo de la realidad virtual aplicada al dolor es engañar al cerebro para que el paciente, por un momento, se olvide de que lo tiene, y en minutos donde su intensidad puede ser mayor se use para aliviarlo en lugar de tomar un opiáceo u otra medicación.

Así lo explica Héctor Beltrán, fisioterapeuta y profesor investigador en la Universidad de Castilla-La Mancha, quien durante el Congreso expuso la ponencia Realidad virtual para huir de la realidad dolorosa para que los profesionales sanitarios pudieran conocer las posibilidades de uso que tiene esta tecnología en pacientes con dolor.

«La tecnología se usa desde hace años, tenemos la herramienta, pero el hándicap es que los profesionales sanitarios no saben cómo aplicarla», indica Beltrán, quien destaca que es una tecnología barata y puede llegar a muchos pacientes, ya que puede aplicarse «con el propio móvil y unas gafas de 10 euros con un marco de plástico o de cartón, no hace falta gastarse mil euros».

La realidad virtual, afirma, busca «engañar al cerebro» y puede hacerlo en forma de distracción viendo unas imágenes; interactuando con un juego que puede ser disparar a un marciano o girar con la cabeza un coche; o consiguiendo que el paciente use todo su recurso cerebral y su sistema nervioso esté en el juego generando alguna habilidad. Este último es «lo ideal».

«Estás diciendo al paciente con dolor que necesitas el 100 % de su atención para ejecutar algo -detalla- y al estar pendiente de hacer algo con la pantalla o la imagen que tenga delante, no está pendiente del dolor que tiene, y este merma».

Aunque el efecto de este alivio del dolor es temporal, explica, «sabemos que el dolor fluctúa y que en algún momento del día puede aumentar. En ese momento, el uso de la realidad virtual puede hacer mermar el dolor y que esa persona deje de tomar un rescate, que puede ser un opioide u otra medicación».

«Es un complemento, a día de hoy no se plantea como un sustituto, pero lo que está haciendo es quitarse esa medicación, y eso es mucho más barato a nivel de sistema sanitario o del propio paciente en gasto médico», aclara.

Más allá de un paisaje

El especialista explica que la realidad virtual se ha usado en cualquier tipo de dolor, tanto oncológico como antes o después de una intervención quirúrgica o en quemados, aunque su especialidad es su uso para el dolor en el sistema músculo-esquelético, y advierte de que hay personas en las que esta tecnología puede generar efectos adversos, ya que «algunos se marean o directamente no les gusta».

Aunque no hay mucha literatura científica en cuanto a realidad virtual y dolor, en el caso de querer relajar al paciente se le suelen poner imágenes agradables, o cuando es el caso de pacientes con quemaduras, la tecnología les lleva hasta un mundo nevado en el que tienen que disparar a muñecos de nieve, «todo lo contrario a lo que es quemarse».

La inteligencia artificial también puede ayudar a detectar el dolor humano con mayor precisión e incluso para el desarrollo de nuevos fármacos, según explica Rafael González, doctor en Neurociencia y ayudante doctor en un grupo de investigación sobre el dolor de la Universidad de Granada que dirige Enrique José Cobo.

Aunque esta herramienta se está usando en humanos, lo más importante en el caso del dolor es utilizarlo en grupos como bebés, adultos que no puedan comunicarse de ninguna manera o animales de experimentación, ya que en general los humanos pueden decir dónde y cuándo les duele algo.

Por ejemplo, en el caso de bebés, mediante herramientas de inteligencia artificial se puede detectar cuándo tienen malestar, incluso antes que la enfermera, para poderles administrar el analgésico previo a lo que se da normalmente, lo que supone que necesitarían una menor cantidad de fármaco para aliviar las molestias.