Jesús Fuentes

ÁNGULOS INVERTIDOS

Jesús Fuentes


Inflación

16/09/2022

Ay, inflación, inflación. Es la enfermedad silenciosa de la economía.   Como la diabetes en las personas, una degeneración callada, que apenas se nota, pero que  afecta impúdicamente a  órganos distintos hasta que consigue sus efectos letales. Lo mismo ocurre con la inflación. A los pobres, les hace más pobres, es decir, les mata, y a la clase media la descompone y la hace menguar sin apenas ruido. En países con inflaciones permanentes y disparadas acaban con la clase media y provoca el fracaso del país. Es el caso, casi secular, de Argentina y, más recientemente, Venezuela. Ambos, con recursos descomunales, han colapsado por el deterioro de las clases medias que sostenían, hasta ahora, el andamiaje de las democracias. En las nuevas circunstancias, las escuálidas clases medias supervivientes están virando hacia los autoritarismos.
La inflación estaba anunciada por los economistas expertos, no por los profetas de la economía, que solo predicen catástrofes para llamar la atención, por las interrupciones de las actividades que provocó la pandemia. El fenómeno se ha  agudizado con la guerra de Ucrania y las consiguientes subidas del precio del petróleo y el gas natural, aunque haya gente que lo niegue y proponga recetas inviables como hace la derecha, y su mantra inerte, de la bajada de impuestos. Los economistas expertos saben que esa no es la formula, pues, al contrario de lo que se sugiere, el dinero en  bolsillos particulares favorece la inflación. Pero qué le vamos a hacer. Las sandeces son el signo de los tiempos.
Lo sorprendente es que Castilla- la Mancha y Toledo estén superando con creces los límites nacionales de inflación, según contaba el miércoles el diario La Tribuna. Unos territorios modestos en la economía nacional mantienen los bienes y servicios en precios disparados, entre los que se encuentra el turismo. Y, qué casualidad,  una de las actividades esenciales de la capital manchega es el turismo. ¿Será que nuestros empresarios y emprendedores se quieren desquitar de las  pérdidas, según ellos, de la pandemia y suben a todo trapo los productos de consumo y el resto de bienes. Y quede claro que lo que dispara la inflación en estos momentos son la cesta de la compra, la vivienda y el transporte. Llegados a este punto, lo normal sería pedir que se haga algo para contener esa reacción desmedida. Pero cualquiera se adentra en ese mogollón.