La plaza de Mora crujió en un rotundo aplauso al escuchar el «Olivarito». Un pasodoble que los morachos han adoptado como himno y al que todos los asistentes recibieron «como si la última Fiesta hubiera sido ayer. Era mañana de domingo, el sol brillaba en lo alto, la plaza estaba abarrotada, y tras dos años sin celebrarlo, poder desfilar o al menos disfrutar del pasacalles, «era necesario», según confesaban mayores y jovenes.

Tal y como narraron los presentadores, los morachos «habían guardado bajo la almohada el sueño de volver a celebrar su fiesta más universal». Ver de nuevo carros y carrozas por el recorrido tradicional, así como volver a escuchar jotas en el domingo «más grande» de Mora, fue motivo de orgullo y felicidad para los miles de personas que emplearon la soleada y calurosa mañana primaveral en disfrutar de esta tradición que festeja «el fin de la cosecha». Un día marcado por el recuerdo a los que «se marcharon esperando volver a celebrar la Fiesta del Olivo», y para los que hubo recuerdos constantes durante todo el fin de semana.

Tras el paso de la banda de música, fue el turno de la llegada de la comitiva de reinas y damas, primero las infantiles y luego las mayores, que hubieron de esperar desde 2020 para materializar el deseo de verse coronadas y proclamadas como representantes de su pueblo. Dos carrozas tiradas por mulos, que al son de las campanillas que adornaban a los equinos y engalanadas con motivos olivareros, del que descendió la comitiva 'real', entre vítores y aclamaciones de los asistentes.

La LXIV edicón de la Fiesta del Olivo vivió su momento más destacado con el tradicional desfile-concurso de carrozas y carros engalanados por las calles de la localidad. - Foto: Mario GómezLa coronación y proclamación tuvo lugar la noche anterior durante un emotivo acto del pregón que corrió a cargo del cirujano torácico José Luis Campo-Cañaveral, moracho que pregonó la fiesta como representante del colectivo sanitario, en agradecimiento al papel desempeñado durante la pandemia.

El pregón junto al desfile de carros y carrozas engalanados son dos de los actos más representativos del fin de semana en el que Mora se echa a la calle para conmemorar a su producto más característico.

Carros y carrozas engalanados, folklore popular, música actual, diversión y sonrisas; fueron los ingredientes principales de un pasacalles que a medida que avanzaba, quedaba más patente que los asistentes y participantes tenían ganas contenidas, a las que dieron rienda suelta, de celebrar la Fiesta del Olivo. Un aplauso por la paz en Ucrania, con los asistentes en pie, brotó al paso de la "Asociación Cultural Voz Rumana", que además de su carroza, interpretó un baile típico de su país.

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