Pocas civilizaciones causan tanto interés, tanta admiración y fascinación como la que floreció en las riberas del Nilo, el Egipto de los faraones. Libros, películas, cómics –imposible olvidar Astérix y Cleopatra-, reportajes televisivos, nos han hecho familiar una cultura extraordinaria. Una admiración que no es de hoy, sino que, sentida por los romanos, se prolongó durante la Edad Media a través de los relatos bíblicos, y resurgió en el Renacimiento o el siglo XVIII, desbordándose en el XIX al llegar a Europa los resultados de las excavaciones iniciadas tras la expedición científica que acompañó a la guerrera de Napoleón. Una Egiptomanía que vuelve a hacerse presente ante el próximo centenario del descubrimiento de la tumba de Tutankamón por Howard Carter el 4 de noviembre de 1922. En definitiva, ¿quién no ha soñado con un crucero por el Nilo?
Sin embargo, en España, al contrario que en otros países europeos, es difícil encontrar colecciones de arte egipcio. Las británicas, francesas, italianas o alemanas se crearon en el contexto de la expansión imperialista europea decimonónica, cuando España se desgarraba en diversas guerras civiles, sumida en un atraso económico que ni siquiera permitía conservar el patrimonio propio, que era, como si de un país colonial se tratase, vendido para enriquecer los museos al otro lado de los Pirineos y más tarde -Toledo sabe bien de este expolio- a los de Estados Unidos. Unas salas del Museo Arqueológico Nacional de Madrid y algunos museos nacidos recientemente, como el Museu Egipci de Barcelona, nos ofrecen apenas algunas muestras de la riquísima cultura faraónica.
Estos días podemos paliar un poco esta carencia. Sendas exposiciones en Madrid, una en CaixaForum, Momias de Egipto. Redescubriendo seis vidas, y la otra en el Palacio de las Alhajas, Hijas del Nilo. Mujer y sociedad en el antiguo Egipto, nos permiten acercarnos a algunos aspectos de la vida, la sociedad, el arte, la cultura, la religión o la economía de los egipcios durante el periodo faraónico y hasta las épocas romana y cristiana –los coptos, cristianos egipcios, han sabido conservar algunos elementos de aquella civilización milenaria hasta nuestros días-, a través de numerosas piezas, traídas de diferentes museos europeos, tanto estatales como privados, complementados con vídeos explicativos, que, en el caso de las momias, gracias a las últimas técnicas que posibilitan el estudio de las mismas sin necesidad de desenvolver los restos, resultan especialmente fascinantes. Nombres olvidados que salen a la luz, y que rescatados del olvido nos hablan de la existencia cotidiana, de una realidad multiforme, que no se reduce a los grandes personajes, también evocados; una realidad que nos atrapa, aumentando más, si cabe, ese profundo deslumbramiento que genera la civilización de las Dos Tierras.
Madrid alberga uno de los conjuntos museísticos y expositivos más ricos de Europa. Su cercanía a Toledo permite gozar del mismo, como es el caso de las dos geniales exposiciones que, vivamente, les invito a disfrutar.

Madrid alberga uno de los conjuntos museísticos y expositivos más ricos de Europa»