El CF Talavera paga con derrota su falta de acierto

Iván Alhambra Vega / ADG
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Los blanquiazules caen por la mínima en el feudo de la UD Sanse donde perdonaron numerosas ocasiones; el equipo de Víctor Cea estuvo acompañado en Matapiñonera por unos 300 aficionados

Toño Calvo ante la oposición de un jugador de la UD Sanse. - Foto: CF Talavera

El Talavera cedió por la mínima (0-1) en su visita al Sanse. Pese al buen desempeño del cuadro dirigido por Víctor Cea durante todo el encuentro, el equipo no estuvo nada acertado de cara a puerta y desaprovechó un gran número de ocasiones que le acabaron condenando duramente en el tramo final del partido. La escuadra talaverana no pudo darle una alegría a toda la afición desplazada, que convirtió el Nuevo Matapiñonera en un hogar para los suyos. No obstante, los jugadores del cuadro cerámico duermen esta jornada fuera de puestos del descenso, con dos puntos de margen sobre los 21 del Zamora que marcan el límite de la quema. 

Llevados en volandas por la gran expedición talaverana –unos 300 aficionados– los hombres de Víctor Cea entraron en el tapete artificial de Matapiñonera con paso firme. Con un 1-4-2-2-2 dibujado en el campo, el Talavera mostró sus intenciones desde el inicio. El sistema permitió a los cuatro hombres de ataque moverse con mucha libertad y los avisos a la portería local no tardaron en llegar. Primero fue Añón quien probó suerte desde la frontal del área con un tímido disparo que atrapó Bañuz y luego fue Dani Molina quien superó al portero con una vaselina que se marchó rozando el palo.

Pese al dominio talaverano en los primeros compases, el Sanse también gozó de varias opciones. La más clara llegó de un saque de esquina ensayado que finalizó Llorente, desde la frontal, por encima del larguero. Con el paso de los minutos, el balón se trabó en el centro del campo y las fuerzas de los dos bandos se igualaron. Al filo del descanso, Dani Pichín intentó romper la igualdad con una volea lejana que atrapó el meta local sin complicaciones. También lo intentó el conjunto madrileño en un testarazo de Borja Martínez desde el punto de penalti que no encontró portería. 

El paso por los vestuarios le sentó mejor al bloque cerámico, que se adueñó del esférico. Con un buen criterio de juego, el Talavera no desistió en su búsqueda del gol y cerca estuvo de hacerlo Ceberio en el minuto 50, con un golpeo lejano que obligó a Banuz a estirarse para atajar. No tardó en mover ficha el técnico local, Marcos Jiménez, para revertir la situación con la entrada de Carlitos y Javi Rueda. Los cambios reforzaron al equipo madrileño que, seguidamente, tuvo su ocasión más clara hasta entonces con un remate a bocajarro que tan solo Miño. Pudo impedir que se colase por la escuadra.

La reprimenda talaverana fue inmediata; tras un contraataque de libro, Forgás se quedó mano a mano con Banuz pero envío el balón a las nubes. Minutos después, el Talavera pagó su desacierto de cara a puerta de la peor manera. Tras una buena internada por la banda derecha, Víctor Ruiz puso el esférico al corazón del área para que Raúl Hernández lo enviase a las mallas y adelantase a los suyos en el minuto 73. El gol fue un jarro de agua fría para el Talavera, que lejos de amedrentarse, se lanzó a por el tanto del empate. Cea dio entrada a Rodrigo y Dani Ndi para poner toda la carne en el asador y la respuesta del equipo fue inmediata.

Dani Pichín se internó en el área, y regateó al portero pero se topó con un defensor local bajo palos para evitar el gol. Los minutos finales se convirtieron en un asedio total de los visitantes, que no dejaron de hacer méritos para encontrar el tanto que merecían. A falta de diez minutos, Víctor Ruiz amoldó con el pecho un buen centro lateral y logró conectar un potente disparo cruzado que rechazó el portero local.

No levantó el pie del acelerador el Talavera y bombardeó el área madrileña en busca del gol. Rodrigo y Dani Pichín lo intentaron a la desesperada en el último instante, pero el balón se empeñó en no entrar, y los jugadores del cuadro cerámico se volvieron a casa con las manos vacías, pese haber merecido, al menos, el empate.