«No podemos dormir hasta las seis y media de la mañana»

J. Monroy
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Vecinos del Cristo de la Luz narran los problemas que desde hace años arrastra la calle durante las madrugadas de los jueves y los sábados

«No podemos dormir hasta las seis y media de la mañana»

Más de doscientas personas en la calle, con ruidos, bebida, y orines; en ocasiones, con peleas. Esta es la situación que los residentes del Cristo de la Luz denuncian que viven cada semana, sobre todo, durante la noche de los jueves y los sábados.

Su queja, quiere dejar claro una vecina afectada, no va contra los establecimientos hosteleros que hay en la calle, contra los que no tienen nada. «A mí no me molesta el bar, me molesta la gente que hay en la calle», apunta echando casi de menos los tiempos de pandemia, en los que los vecinos pudieron dormir sin problemas.

La situación es todavía peor en jueves concretos, como el pasado, cuando se desarrolló la ITI, «que no solo estuvo en la Peraleda, porque aquí tuvimos llena toda la calle, de arriba a abajo, desde las once a las seis de la mañana, sin que pasara la policía, ni pasara nadie». El problema en su caso, por ejemplo, es que «no he podido dormir  hasta las seis y media de la mañana y a las ocho ya estaba despierta, porque tengo que hacer cosas; un día lo puedes permitir, el domingo, si no trabajas, pero no puede ser así a diario». En la calle hay de todo, vecinos jóvenes, pero también algunos mayores, incluso centenarios, personas enfermas «y entendemos que todos tenemos derecho a divertirnos, pero esto no puede ser, porque no descansan».

Ahí viene otro capítulo en las quejas vecinales: «siempre que llamo a la Policía, me dicen que si no es por peleas, no hay ningún tipo de solución». «Cada vez que llamo, a la Policía, ya saben que soy yo, les digo que lo de siempre, pero me dicen que solo pueden ir cuando hay pelea», explica. Todo ello, apunta, teniendo en cuenta que no solo son las colas para entrar al local, sino también los botellones, «porque aquí se bebe en la calle». A ello se unen conductas poco cívicas, como los orines, o las peleas que en ocasiones bajan a última hora de la madrugada desde Alfileritos. «A, que vive aquí alguien», es la respuesta cuando estos vecinos en ocasiones piden paso para entrar a sus viviendas a quienes están sentados allí. Aunque la contestación no siempre es tan agradable.

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