Miguel Ángel Dionisio

El torreón de San Martín

Miguel Ángel Dionisio


Ángela Sigea

29/03/2023

En la galería de retratos que el cardenal Lorenzana mandó pintar para decorar la Biblioteca Arzobispal, abierta al público tras la real cédula de Carlos III de 1771,  y que hoy se puede contemplar en parte en la Biblioteca del Alcázar, se encuentran dos mujeres, dos hermanas, hoy apenas conocidas, pero que son una muestra de la pléyade de mujeres cultas, con excelente formación, imbuidas del espíritu humanístico, que se dieron durante el Renacimiento en Toledo, un conjunto de personalidades extraordinarias que necesita ser estudiado y divulgado en profundidad, y que contó, como en varias ocasiones he recordado, con una amplia y rica representación dentro del mundo de las clausuras femeninas.
Se trata de Luisa y de Ángela Sigea. Sobre la primera ya les hablé, y su biografía y obra empiezan a ser, poco a poco, conocidas. Sin embargo, su hermana Ángela no le va a la zaga, aunque dentro de otro campo, el musical, si bien no desdeñó la poesía. Su padre, Diego Sigeo, que, a pesar de su origen francés, se hacía llamar 'el toledano', fue profesor de María Pacheco, otra mujer en la estela de las cultivadas humanistas que se desarrollaron en la corte de Isabel la Católica. Sigeo acompañó a su señora al exilio portugués, uniéndosele más tarde su mujer y sus hijos, quienes tuvieron un papel destacado dentro de la corte portuguesa, tanto los varones como las dos hijas, gracias a la excelente educación recibida.
Ángela, al igual que sus hermanos, dominaba las lenguas clásicas, tanto el latín como el griego, además del hebreo, junto a las lenguas vivas del momento, italiano, francés, portugués y castellano. Dama al servicio de la reina Catalina de Portugal, pasó más tarde al de la infanta María, hija de Manuel el Afortunado y de Leonor de Austria, otra culta mujer –como lo había sido su abuela, la toledana Juana I-, que creó una pequeña corte de mujeres versadas en literatura, filosofía, gramática o teatro. Ángela, famosa por su erudición 'e bellas letras', por 'su mucha nobleza y raras cualidades', pudo desplegar todas sus habilidades, y, aunque escribió poesía, su labor se centró sobre todo en el ámbito de la música, tanto como compositora como intérprete de órgano y arpa. Pocos datos conocemos más de su vida, aparte de su matrimonio con un hidalgo portugués y su temprana muerte, quizá consecuencia de lo que parece una frágil salud. Sin embargo, los pocos retazos de su existencia nos hablan de una mujer realmente fascinante, plena de sensibilidad y de fuerza creativa.
Es mucho lo que nos queda por conocer aún de aquel Toledo deslumbrante del siglo XVI, pujante en lo intelectual y en lo artístico, una ciudad vital, cosmopolita, llena de figuras atrayentes y portentosas. Y es demasiado lo que ignoramos de aquellas toledanas literatas, humanistas. Un mundo que poco a poco nos va mostrando sus secretos.
Uno de ellos es Ángela Sigea, Toletana.