Pilar Gil Adrados

Entre Encinas

Pilar Gil Adrados


Brecha digital en los hogares rurales españoles

31/03/2022

Hace un par de semanas escribía sobre la transformación digital de las empresas en España y los retos que nos quedan por asumir, si pretendemos alcanzar las cifras medias europeas. Hoy, teniendo en cuenta esa economía digital que nos envuelve, me pregunto sobre el grado de digitalización de los hogares españoles con la sospecha de que su difusión no es homogénea. De hecho, sin recurrir a las evidencias publicadas, lo intuyo cuando me aventuro a hacer las mismas cosas, que hago de manera rutinaria en la ciudad, en el pueblo o en el campo, donde también vive la gente. Así, por ejemplo, no me queda más remedio que esperar un buen rato antes de abrir la puerta para salir de la casa, mientras se desactiva la alarma desde el móvil. No puedo descargar los documentos que necesito leer, ni cargar los que acompañan a una solicitud en un registro administrativo y es poco probable que llegue a buen término una videoconferencia.
Tomando el hogar como unidad de análisis, el INE realiza una encuesta periódica sobre equipamiento y uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC) de las familias españolas de la que se deducen algunos factores sociodemográficos que explicarían la disponibilidad de esas tecnologías. El porcentaje de viviendas con cobertura a Internet ha pasado en el último lustro del 81% de 2016 al 95,9% de 2021, lo que podría parecernos que casi la totalidad de las viviendas españolas están conectadas a Internet. Sin embargo, añade que el 13% solo accede mediante conexión móvil y que cuanto mayor es la población del municipio y más ingresos tiene, menor es la proporción de los conectados a través de la banda ancha móvil porque lo están con banda ancha fija.
El Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad (ONTSI), en su brújula de 2021 sobre el uso de tecnología en los hogares españoles, subraya que somos uno de los países europeos que más ha reducido la desigualdad en el acceso, uso o impacto de las TIC entre grupos sociales, pero apunta entre las explicaciones para no estar conectados la falta de conocimiento (57%) y los costes de conexión (26%). Además, según datos de Cruz Roja, el 63,8% de los hogares españoles que ha atendido durante la pandemia no dispone de ordenador y el 46,6% no tiene contratado ningún servicio de Internet, lo que acrecienta su fragilidad y su aislamiento social.
A su vez, el informe Cómo la España vaciada llena su tiempo en Internet de Eurona, multinacional española de telecomunicaciones, destaca que, a pesar de que la conexión a Internet ha aumentado en zonas rurales, la brecha digital sigue manteniendo a sus habitantes por debajo de las líneas de tendencia de variables asociadas a Internet como las compras de bienes y servicios, el uso de redes sociales, la administración electrónica, la teleasistencia, el aprendizaje y la educación en remoto o el teletrabajo. De hecho, la conectividad mediante satélite, a falta de infraestructuras, se extiende cada vez más porque la conexión con fibra óptica sigue siendo muy minoritaria.