Los efectos del hartazgo electoral

C.M
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La tónica general percibida en los colegios electorales de Toledo fue que la participación era muy inferior a la registrada en las elecciones nacionales de hace apenas un mes. Quizá debido al agotamiento ciudadano ante dos campañas muy cercanas

Los efectos del hartazgo electoral - Foto: Yolanda Redondo

La mañana no fue demasiado distinta a la de cualquier domingo en la ciudad y, sobre todo, a las que se repiten en lo últimos meses -de buen tiempo- en el Casco histórico. Por ello, y con la habitual presencia de nutridos grupos de turistas, tan sólo se contemplaba cierto revuelo en torno a las puertas de los 109 colegios electorales contenedores de las 230 urnas habilitadas, como procede, por el Consistorio toledano. En la ciudad de Toledo, estaban llamados a votar 61.269 ciudadanos, distribuidos en siete distritos diferentes. Y como curiosidad, indicar que estaban preparadas seis carpetas con documentación y papeletas en sistema Braille para otros tantos invidentes que lo habían solicitado.

Los vocales y apoderados de cada uno de los partidos presentes en este proceso tuvieron el trabajo acostumbrado en lo que a control, información y ayuda se refiere. Eso a pesar, todo hay que decirlo, de que la percepción general auguraba una disminución evidente en la participación si se comparaba con la registrada en las elecciones celebradas hace apenas un mes. De hecho, esa ausencia se visionaba negativa entre los representantes de los partidos de izquierda, sabedores de que la abstención nunca favorece a sus siglas.

El dato positivo, entre ellos, residía en el incremento de las solicitudes registradas en el voto por correo. De hecho, según los datos hechos públicos por la Oficina del Censo Electoral, 56.489 personas han solicitado votar por correo, lo que supone un incremento del 34% respecto a las pasadas elecciones autonómicas, y se han recibido 2.592 solicitudes de españoles inscritos en el Censo Electoral de Residentes Ausentes (CERA). Además, un total de 1.577 castellano-manchegos, que han cumplido la mayoría de edad desde las pasadas elecciones a Cortes Generales del pasado 28-A, podrán ejercer su derecho al voto.

Lo cierto, sin embargo, es que entre los corrillos de los electores se hacía notar el cansancio provocado por el escaso tiempo transcurrido entre estos comicios y los nacionales, a lo que se sumaba la cita con las urnas europeas que, lamentablemente, no es un proceso muy estimado por los votantes nacionales.

Dudas ya tradicionales. Como suele ser habitual en estas citas electorales, fueron algunos los ciudadanos extranjeros -residentes en al ciudad- que se acercaron a los colegios electorales para preguntar sobre el procedimiento a seguir en unas votaciones en las que no sabían si podían ejercer su derecho en las tres convocatorias, dudas resueltas al instante por las personas habilitadas para ello.

También se contemplaron a muchos ciudadanos buscar su nombre en las listas de electores disponibles en las entradas de cada uno de los colegios al carecer de las tarjetas censales que, en esta ocasión, no se enviaron a los domicilios porque servían las ya recibidas en la anterior cita. Algo que no fue tenido en cuenta por quienes no guardaron la citada tarjeta y no estaban seguros de si debían votar en la misma mesa en la que depositaron sus sobres el pasado 28 de abril.

En cuanto a los desajustes apreciados con las papeletas presentes en los colegios electorales, tuvieron que esforzarse los apoderados de Unidas Podemos-Izquierda Unida porque en algunas sedes electorales sus papeletas o no estaban adecuadamente colocadas o estaban tapadas por las de otras formaciones. También se confirmó, en un colegio electoral del Polígono, que las papeletas de Unidas Podemos-IU habían desaparecido de las cabinas.

Salvo estas curiosidades, la jornada electoral se desarrolló sin problemas y sin incidentes de importancia.