Si no fuera porque el CD Toledo se puso por delante y cuajó una primera parte aceptable, no sorprendería perder en el San Marcos contra el CD Quintanar del Rey. Era previsible en una quiniela, pero el conjunto de Carlos Gómez dio síntomas de aprender a nadar en este mar bravo que es la Tercera. Luego, le vino una ola encima que acabó por desnudar las miserias de toda la temporada: falta de contundencia atrás e inoperancia arriba. Sin equilibrio, no hay puntos, así que otra semana más a posiciones de descenso.

No cometer errores. No encajar. No verse fuera a las primeras de cambio. La lista de objetivos para los primeros minutos la tenían clara los dos equipos. Además, en el momento de la recuperación, unos y otros se fueron hacia adelante sin miramientos, pero sin profundidad ni acierto. Llegó con más claridad el equipo local, pero sin inquietar al debutante Yelco Ramos.

En un cuarto de hora, no había sucedido absolutamente nada. En el apartado ofensivo del CD Toledo hubo que incluir un saque de banda de Carlos Moreno, directo al área, que no pudo aprovechar ningún compañero. Intentaron los de rosa tener más la posesión, para ver si así era posible desmantelar las líneas férreas del rival. Pero, nada, imposible. Es cierto que parecía tener el control el equipo de Carlos Gómez, pero las maneras de crear ocasiones seguían de huelga, como en semanas anteriores.

El Quintanar se fue metiendo atrás por el empuje del contrario, pero en dos o tres pases, el cuadro de José Luis Encinar se plantó rápidamente en el área. De hecho, en el minuto 29, en un mal despeje de Kupen, Kain anduvo listo para perseguir la pelota. Más listo aún estuvo Yelco Ramos para salir a evitar los problemas.

Aunque la más clara de la primera parte se la dio Rodri a Alberto Escudero. Puso un pase que dejó solo a su compañero delante de César. Entre que el disparo no fue bueno y el guardameta tapó bien el hueco, el marcador no se movió. El susto ya lo llevaba en el cuerpo el Quintanar. El 0-0 era justo, pero, quizás, el CD Toledo estaba teniendo más peso en el encuentro.

Al final, por insistencia, el premio le llegó a los visitantes en un saque de banda que Carlos Moreno metió en el corazón del área. La pelota salió despejada justo al segundo palo, donde estaba Angelito. El atacante la empalmó con la izquierda al fondo de la red. Así. Sin piedad. El CD Toledo se enfrentaba ahora a la gestión de verse por delante. Y fuera de casa. Obvio que el CD Quintanar del Rey tomó las riendas hasta el descanso. A los de rosa se le abrió luego alguna opción más, pero no hubo decisión para matar.

Para eso, los conquenses sí que tienen ahora mismo más capacidad. En una acción aislada por la banda izquierda, Megías recibió un centro medido que cabeceó al fondo de la red, sin apenas oposición de la defensa. No hubo tiempo para más.

El inicio de la segunda parte tuvo a los de casa como dominadores. Gozaron del control del balón, y a ello sumaron varias llegadas con peligro. En una de ellas, aparentemente sin riesgos, un centro desde la izquierda lo intentó despejar Kupen, con tan mala suerte de que el esférico salió bombeado hacia la portería de Yelco Ramos, y se coló dentro.

El CD Toledo había perdido definitivamente el control. Lejos de meterse de nuevo en el encuentro, encajó poco después el tercero. Tenía que hacer poco el Quintanar para dañar la portería visitante. Y entre Mazzocchi con sus bicicletas y la enésima indecisión defensiva, Megías recogió el baló para poner el 3-1 en el minuto 60.

El resultado cambió las tornas de la posesión. No servía de mucho moverla de un lado para otro sin un objetivo claro. Era el escenario planteado en los siguientes minutos, frente a un Quintanar del Rey bien situado y con ganas de contragolpear. Carlos Gómez metió a Fuentes por Kupen para irse a la desesperada. No quedaba otra que intentarlo.

Nada más entrar después Camacho al campo, puso un centro al área que no pudo rematar ninguno de los de su color. Arturo Segado también fue otra de las modificaciones de Carlos Gómez para encarar el cuarto de hora que quedaba. El CD Toledo tenía mucho balón, pero no parecía hallar la forma de inquietar a la zaga quintanareña. Así se consumió el tiempo que quedaba, con otro desenlace impotente. No era el mejor escenario para escenificar la mejora, pero el equipo sigue sin romper a competir de verdad.