Las previsiones del sector turístico para el mes de enero no eran buenas y los datos también lo han confirmado. El estreno de 2022 ha sido bastante descafeinado, sobre todo, por la sexta ola de covid provocada por la variante Ómicron, las fuertes restricciones de distintos países, como Alemania y Reino Unido, y la escasez de negocio de los grandes touroperadores internacionales, que mantienen actividad, pero muy lejos de la que acostumbraban antes de la pandemia, y tienen puestas sus expectativas en la temporada de verano.

Según los expertos, la temporada estival puede arrojar cifras y un volumen de negocio muy importante respecto al pasado año siempre que el virus esté a raya y no irrumpa una nueva ola en esos meses. Toledo también se ha llevado un varapalo turístico, como consecuencia de la crisis sanitaria, el pasado mes a pesar de que la ciudad está celebrando el VIII Centenario del Nacimiento de Alfonso X 'El Sabio'.

La encuesta de 'Ocupación Hotelera' del Instituto Nacional de Estadística (INE) indica que la ciudad recibió 24.899 turistas a lo largo de enero, un 28,5% menos que en diciembre, contando con que el último mes de 2021 también estuvo muy afectado por el aluvión de contagios de covid. Esta pérdida de viajeros -concretamente de 9.946- es similar si se compara con el comportamiento del sector en enero de 2019, el año previo a la pandemia, que registró un 27,4% más de turistas siendo uno de los meses más fríos del invierno y suele estar marcado a nivel económico por la cuesta de enero.

En esta radiografía mensual de la actividad turística se sigue observando que aún que el turismo internacional todavía no ha recuperado del todo su salud a pesar de que la capital de la región recibiera la visita de 4.646 visitantes extranjeros en Toledo, aún lejos de los más de 10.000 turistas procedentes de otros países que visitaron la ciudad en enero de 2019, con independencia de si únicamente pasaron el día o pernoctaron una o más noches.

Los establecimientos hoteleros de la capital también han notado un descenso de la actividad en enero. La estadística apunta una caída del 31,9% de las pernoctaciones en enero respecto a las registradas en diciembre, con lo que las 39.241 que se contabilizaron no son suficientes para un sector que cerró 2021 con 18.456 pernoctaciones más. Con estas cifras se confirma que el sector turístico sigue necesitando cierto empuje para conseguir recuperarse en su totalidad y alcanzar los niveles que tenía hace un par de años, cuyos dato arrojaron 54.157 pernoctaciones en enero de 2019.

Aun así, lo cierto es que aún no se puede establecer si el sector obtendrá el rendimiento que espera  este año, pero lo cierto es que el pasado dejó muy buenas cifras, más de medio millón de pernoctaciones en la ciudad, a pesar de la complicada situación sanitaria derivada de la pandemia y de las

La crisis derivada de la pandemia también se ha dejado notar en los establecimientos hoteleros. En enero se mantuvieron abiertos un total de 47, cinco menos que el mes anterior, y ocho menos que hace un par de años.

Las pernoctaciones varían según muchos factores, pero habitualmente se registra mucha más actividad en lo establecimientos hoteleros los fines de semana que los días de diario, como suele ser habitual también en el resto de ciudades turísticas. En este caso, el grado de ocupación de estos alojamientos fue del 33,5% en enero, 11,4% menos que en diciembre. Si bien, las cifras mejoran bastante contando las noches de los viernes y de los sábados, puesto que la ocupación aumenta hasta el 51,8% y la distancia se recorta si se compara con diciembre, con un grado de ocupación de  55,9%, es decir, un 4,1% menos en enero respecto a diciembre.

Viajes cortos. La estancia media en Toledo capital suele ser un indicador que pasa más desapercibido en las estadísticas del sector a pesar que desde hace años las administraciones, los empresarios y el resto de actores ligados al turismo insisten en la necesidad de que los turistas pasen varias noches en la ciudad en lugar de decantarse por estancias de horas o de poco más de un día. Al respecto, el mes pasado se registró una estancia media en los alojamientos de 1,58 días, lo que demuestra que la bajada de actividad que se ha dejado sentir en enero también ha afectado al tiempo que emplean los viajeros en la ciudad, puesto que en diciembre las pernoctaciones se mantuvieron en 1,66 días, algo más altas.

Si bien, los datos de 2019 tampoco evidencian que las estancias fueran más largas antes de la pandemia, ya que en enero de ese año eran de 1,58 días. Por tanto, la ciudad sigue buscando fórmulas para fomentar las pernoctaciones y ofrecer un turismo moderno y sostenible al mismo tiempo para evitar problemas relacionados con el colapso que ofrece el Casco Histórico algunas fechas determinadas y mantener una balanza lo más equilibrada posible entre la actividad turística y la residencial.

Es necesario esperar unos meses para que vaya avanzando el Plan de Sostenibilidad Turística del Ayuntamiento, una iniciativa que deja claro que Toledo puede disfrutarse desde muchas perspectivas y el turismo experiencial es una de ellas, sin olvidar la importancia de una buena agenda cultural nocturna que ayude a fortalecer las pernoctaciones.