Un teatro-fiesta que visiona el escenario como plaza

C.M
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Una dama lectora, un galán y un corregidor rivales, una pareja de criados cáusticos y una bruja. Álvaro Tato escribe hoy una comedia de capa y espada -'Todas hieren y una mata'- siguiendo las métricas de Lope, Calderón y Tirso

Un teatro-fiesta que visiona el escenario como plaza - Foto: VÁ­ctor Ballesteros

Entró en el Rojas y se sintió «como en casa». Álvaro Tato regresa (el viernes y sábado a las 20,00 horas) que es como su familia con una pieza/disparate/locura en la que juega -una y mil veces- al teatro con «nuevas piezas». Porque no lo hace de la mano de ‘Ron Lalá’ -compañía de la que es fundador- y sí gracias a ‘Ay Teatro’, nueva formación nacida para «dar salida a proyectos de juegos, a obras, a la dinámica educativa relacionada con el teatro clásico». Bajo este formato, y junto a Yayo Cáceres, el poeta, actor y dramaturgo sube a la escena del Rojas «la primera comedia de capa y espada escrita en el siglo XXI».

Esto es, Tato aborda en este tiempo una pieza que atiende a un asunto común a todos los tiempos -el paso del tiempo, la percepción de «las horas del día son como flechas, todas hieren y una mata»- pero a la manera de Lope, de Calderón, de Tirso. Empleando los moldes métricos de estos genios y aprovechando «su mundo poético».

La tarea, que no es sencilla pero que cumple con el sueño del escritor de «poder hacerlo siendo el escudero de estos autores», se ha tornado «teatro-fiesta» en el que disfrutar de las historias de amor, de celos y de deseos que además de entretener permiten paladear el «placer de un verso activo» que, ala vez, actúa como «puente entre la música y el teatro. Porque, recordó, Yayo Cáceres dirige este montaje como «teatro pobre» no tanto por «la falta de recursos, que también, sino por filosofía y por amor a lo esencial».

Bajo estas premisas, y con la intención -sana y feliz- de evocar los corrales de comedias, Álvaro Tato demuestra su experiencia (técnica y poética) con un texto que busca «hacer sentir al espectador del siglo XXI lo que creemos que podía sentir un espectador del XVII». Lo consigue -las críticas han sido buenas y los aplausos generales- atrayendo la complicidad de quienes «desde el primer momento entran en este juego» orquestado sobre el respeto, «no sobre la reverencia».

En este sentido, y sabedor de que no siempre se ha abordado el texto como era menester, Tato exhibe una suerte de virtuosismo métrico, sonoro y «musical» evidenciando cómo los insignes citados «fabrican con el verso acciones para que sean memorables, para cristalizar los personajes, las situaciones». Su trabajo, señaló, es «ser fiel a ese espíritu» porque los versos no nacen «para ser bellos sino para ser activos». Y en torno a ese «juego fascinante», el poeta sigue a Lope, Calderón y Tirso «en este código» asumiendo, eso sí, «que no voy a llegar nunca a su altura».

Y así, Álvaro Tato muestra que es feliz con este trabajo y con un texto que es «mi testamento». Lo cierto es que no lo es porque, admitió, esta no va a ser su única incursión en este suerte de rescate teatral que, dicho sea de paso, no es arqueológico. De hecho, retoma este mágico verso en la próxima apuesta de Ron Lalá llamada ‘Andanzas y entremeses de Juan Rana’.

Puesto que para esta pareja escénica -Tato y Cáceres- la «música es teatro y el teatro es música», reúnen en las tablas toledanas a un elenco que condensa «la veteranía de Diego Morales, Sol López y Carlos Lorenzo» con la frescura y las ganas de «dos actores emergentes», Alba Banegas y Antonio Hernández, que se visten en la piel de la joven casadera del siglo XVII que guarda una biblioteca secreta en el jardín de su casa, y del joven enamorado que compite con Carlos Lorenzo (el maduro corregidor), por conseguir el favor de la bella dama. Y, por fortuna, este dramaturgo del siglo XXI, permite que «aurora escape», que viva sin necesidad de elegir entre el casamiento, la muerte o la clausura de un frío monasterio.