"Frente a la destrucción, nos queda la belleza y el arte"

Efe
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Rafael Sierra, a punto de cumplir tres años al frente de la dirección artística de la Colección Roberto Polo. Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha (Corpo), hace balance de su gestión

"Frente a la destrucción, nos queda la belleza y el arte"

Rafael Sierra, a punto de cumplir tres años al frente de la dirección artística de la Colección Roberto Polo. Centro de Arte Moderno y Contemporáneo de Castilla-La Mancha (Corpo), hace balance de su gestión y reflexiona sobre cómo el arte, notario del momento histórico que le toca vivir, siempre se impone a la destrucción y la barbarie, como la guerra de Ucrania.

Sierra, periodista cultural y comisario de distintas exposiciones, no dudó en aceptar el encargo del coleccionista Roberto Polo de traer a España su colección, por entonces en Bruselas, un proyecto que germinaría en la histórica ciudad de Toledo pese a las reticencias de algunas "voces inmovilistas", cuenta en una entrevista con Efe.

"Toledo era un desafío porque es una ciudad muy marcada por su pasado. Tiene un riquísimo legado histórico, pero le hacía falta aprobar la asignatura de dar paso a la contemporaneidad", afirma el especialista en arte, que recuerda recibir todo tipo de comentarios, equivocados "de cabo a rabo", sobre la escasa aceptación que, los agoreros predecían, iba a tener este proyecto.

"Frente a la destrucción, nos queda la belleza y el arte"

Finalmente, Roberto Polo instaló su colección en el antiguo convento de Santa Fe, que vio nacer al rey Alfonso X hace ocho siglos, porque el pasado y el presente en el arte "no son excluyentes, deben fluir": "Este edificio es una sucesión de capas. Cuando entramos en la primera sala, uno se encuentra restos romanos, visigodos y musulmanes. Y según va avanzando se topa con restos del Barroco y, de repente, el siglo XX y el XXI".

En su primer fin de semana, el Corpo recibió a 6.000 visitantes, una cifra que tres años después de su apertura ha alcanzado las 52.647 visitas en total, con la irrupción de una pandemia de por medio, que obligó al centro a cerrar sus puertas al público, pero se mantuvo abierto a través de las redes sociales y de su página web, facilitando exposiciones virtuales.

En diciembre de 2020, cuando la crisis sanitaria parecía que remitía, el equipo del Corpo se lanzó a abrir un segundo museo en la iglesia de Santa Cruz de Cuenca, una ciudad ligada al arte contemporáneo tras la apertura del Museo de Arte Abstracto Español en 1966, que resultó ser, en palabras de Sierra, un rotundo éxito.

"LA FEALDAD Y EL DESORDEN ME RAYAN"

Sierra rememora que, cuando era joven, el artista conquense Gustavo Torné, uno de los fundadores del Museo de Arte Abstracto Español, le dijo que "uno tiene la obligación de vivir con el arte de su tiempo". "Tenía razón", concuerda, porque "cualquier ciudadano tiene la obligación de ensanchar la mirada" al momento histórico que le toca vivir.

Actualmente, Europa es testigo de una guerra que se libra a sus puertas, en Ucrania, y según Sierra, el arte debe erigirse como el "notario" del contexto y asegura: "Frente a los escenarios de barbarie y destrucción, como los episodios que estamos viviendo en Ucrania, un país que está siendo asolado y machacado por Rusia, siempre nos queda la belleza y el arte".

Frente a la destrucción, insiste, lo mejor que puede hacer el museo -añade su director artístico- es abrir un espacio más a la belleza y, por ello, el próximo 31 de marzo se inaugura "El Jardín de las Esculturas", ubicado en el patio de la antigua Biblioteca pública de Toledo.

"Era un espacio abandonado, casi un vertedero donde se habían depositado los deshechos de las obras de cuando se remodeló el edificio. A mí, la fealdad y el desorden me rayan bastante y cuando vimos ese espacio tan lamentable, planteamos devolverle su antiguo esplendor", explica.

Así se ha rehabilitado un espacio público de dos mil metros cuadrados, un guiño al Storm King Art Center de Nueva York, en el que se exhibe al aire libre esculturas de Oteiza, Miquel Navarro, Juan Garaizabal y el premio nacional de Fotografía, José Manuel Ballester, que ha cedido un mural de 17 metros de longitud, una visión de las Tablas de Daimiel.

A la colección, vaticina Sierra, aún le queda mucho por recorrer -el contrato inicial del préstamo es de quince años-, incorporando nuevas obras que sigan aupando al centro como un "referente" del arte moderno en España, ya que muchos de estos artistas están "completamente ausentes" en otros museos del país.