Una mancha sobre el óleo toledano de Goya

J. Monroy
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El Prendimiento llega a una muestra en Zaragoza, procedente de la Catedral de Toledo, con «una escorrentía en la zona central»

Una mancha sobre el óleo toledano de Goya - Foto: LUIS CORREAS

Un Goya con churretones. La presencia del óleo del Prendimiento, propiedad del Cabildo Catedralicio de Toledo, está llamando la atención en la muestra  'Goya, viajero y artista del Grand Tour' que se puede visitar en el Museo de Zaragoza entre el 23 de diciembre y el 3 de abril, con la que el Gobierno de Aragón cierra los actos conmemorativos del 275 aniversario del nacimiento de Goya. Lo está haciendo por su indudable valor artístico, pero también por las manchas superficiales que presenta en su parte central, presumiblemente, producto de Filomena.

Uno de los cuadros que el Museo de Zaragoza solicitó para la muestra, apuntan fuentes del Departamento de Educación, Cultura y Deporte del Gobierno de Aragón, fue El Prendimiento, propiedad del Cabildo Catedralicio de Toledo. Cuando el óleo llegó a Zaragoza, se encontraron con la sorpresa de que presentaba «una escorrentía en la zona central», según cuenta en el informe de conservación, que cuenta con la firma del correo que llevó la obra.

Se trata de una escorrentía, no obstante, que no dificulta la contemplación de la obra, unas manchas superficiales sobre el barniz de la pintura. Dado que el estado de conservación del óleo «es óptimo», y que es una obra que normalmente se encuentra a mucha altura, con lo que es complicado apreciarla en toda su magnificencia, la comisaria de la muestra, Raquel Gallego, decidió exponerla a pesar de este defecto. No en vano, se trata de una pieza importante para exposición.

Una mancha sobre el óleo toledano de GoyaUna mancha sobre el óleo toledano de Goya - Foto: LUIS CORREASEso sí, el detalle no ha pasado desapercibido en la capital del Ebro, y la mancha se ha convertido en noticia. Según ha explicado un acompañante del cuadro del Cabildo Catedralicio a los medios locales (Arzobispado todavía no ha respondido a la pregunta de este diario), parece que la escorrentía se originó por una pequeña gotera durante Filomena, y la intención es que El Prado pueda reparar los defectos.

Cuadro histórico. Según los datos de la Fundación Goya en Aragón, el pintor recibió el encargo del arzobispo de Toledo para realizar un cuadro hacia 1788, como consta en una carta que le escribe a su amigo Martín Zapater el 2 de julio de 1788. En ella le contaba que no había tenido tiempo ni para realizar el boceto de la obra, que no llega a especificar. Parece ser que el encargo se correspondía con El Prendimiento, porque no hay datos de ninguna otra pieza realizada por Goya para la Primada, y que se retrasó varios años, como se confirmó cuando Sánchez Cantón publicó en 1923 el acta de la sesión celebrada en la Academia de San Fernando el 6 de enero de 1799, en la que consta que Goya presentó la obra encargada. Dos días después se colocaba en la sacristía de la Catedral de Toledo, donde se expone normalmente.

Goya sabía que su obra iba a estar iluminada por las velas apoyadas en el altar bajo el cuadro y por las que acompañaban el altar con El Expolio de El Greco, que preside la sacristía de la Catedral de Toledo. Consciente de que la parte superior del lienzo quedaría oculta en la penumbra de la sacristía, tan solo iluminada por un pequeño vano y las velas, centró la composición en la parte inferior. La escena se construye a partir del amontonamiento de los cuerpos y sobre todo, de las cabezas que rodean a Cristo. Él, situado en el centro, recibe la iluminación directa del farol que sujeta alguien detrás de Judas, dejando al traidor a contraluz. La túnica talar rosácea del Mesías atrae la atención y contrasta con los atuendos de los soldados.

El agrupamiento, apuntan desde la Fundación, recuerda a El Expolio, casi como si Goya hubiese querido rivalizar con él. El juego de luces nos hace pensar en Rembrandt. Pero por encima de todo encontramos elementos que Goya volverá a utilizar en años posteriores. El contraste entre personajes malignos y benignos es síntoma del romanticismo de Goya, al que volverá a recurrir.

El Prendimiento es una obra dramática y muy goyesca, con esos toques abocetados que mantienen la tensión del asunto. Puede considerarse, sin duda, una de las más representativas de la producción religiosa del artista, incluso de toda su obra.

'Goya. Viajero y artista del Grand Tour', que cierra los actos conmemorativos del 275 aniversario del nacimiento del artista. Pretende proporcionar una visión amplia y concreta de la estancia de Goya en Italia entre 1769 y 1771 y evocar esta experiencia en la obra del artista una vez de vuelta a España. Consta de 73 obras articuladas en tres espacios, entre las que destacan varias procedentes del Vaticano. Es en la zona en la que se recoge la influencia del viaje sobre el pintor donde se está El Prendimiento.