«No se va a curar la ceguera en cinco años, pero hay avances»

M.G
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Conchi Lillo ofreció ayer por la tarde una charla de la mano de Ciencia a la Carta sobre colores, percepciones y cerebros con mucho arte. Esta bióloga e investigadora se encuentra inmersa en un proyecto orientado a la degeneración macular

La bióloga Conchi Lillo - Foto: Solete Casado

Buenas tardes, ojazos. No encuentro mejor manera de empezar una entrevista que con su habitual saludo mañanero en las redes. Ha venido a Toledo, de la mano de Ciencia a la Carta,  para hablar de colores, percepciones y de cerebros con mucho arte. Pero imagino, que lo primero que hay que dejar claro es que los colores no existen, ¿no?

Sí, es casi lo primero. Suelo hablar de cómo percibimos el arte y lo cierto es que cada uno tiene su propia visión. La charla se ha estructurado en un plato principal, un segundo plato y un postre para poder centrarme en tres aspectos diferentes de la percepción del arte. 

En un principio, hay que destacar cómo vemos y me he centrado en que hay personas que no ven los colores porque tienen algún tipo de déficit, también ocurre con los artistas que tuvieron problemas visuales, por su manera de plasmarlos en sus obras. El segundo plato se destina a la forma en la que los artistas generan sus obras para que nuestro cerebro interprete lo que quieren que veamos, como la profundidad y distintas ilusiones ópticas. Y de postre he reservado cómo se interpreta el arte en nuestro cerebro, qué nos llega y qué no.

¿Cree que algunas de las corrientes o vanguardias pictóricas surgieron más por los problemas visuales de determinados artistas que por un concepto creativo?

No sé si esas corrientes pictóricas se generaron por eso, pero sí se ha estudiado que algunos pintores que tuvieron algún tipo de problema visual sí lo plasmaron en sus obras, como ocurrió con Monet. Tuvo cataratas durante muchos años y se puede observar la evolución de su pintura en los años en los que no se quiso operar. También Degas tuvo una degeneración en la retina y se notó mucho en su trazos. Aun así, también hay mucho mito.

Aquello de que las figuras de El Greco eran alargadas por su astigmatismo, ¿no?

Es un mito. Se estudió y analizó y a la conclusión que se llegó es que era su estilo pictórico. Además, estaba copiado de algunos artistas que lo precedieron. De otros pintores sí hay evidencia de sus problemas visuales.

¿Hay alguna explicación científica para que a una persona le transmita un cuadro y le parezca maravilloso, por ejemplo, y a otra persona distinta le ocurra lo contrario?

Sí, claro. Nuestro cerebro interpreta lo que miras. Cuando observas una obra de arte o lo que sea te puede gustar más o menos que a otra persona que tienes al lado.

¿Son fundamentales los colores?

Que te guste algo no solo tiene que ver con cómo aprecias los colores. Lo que a ti te gusta o no tiene que ver con la experiencia personal. Al final, vas a llenar una obra de arte con tu experiencia. Si eres una persona que frecuentas las galerías de arte apreciarás más los matices que otra persona que no tiene el mismo bagaje y no se fija en los detalles, por ejemplo. Los circuitos cerebrales que están relacionados con el placer se pueden activar dependiendo de toda esa experiencia que vas acumulando cuando visitas galerías de arte.

Hay muchos problemas visuales, pero llama la atención, por ejemplo, que el daltonismo lo padezca, al menos, un 8% de la población.

Es muchísimo, pero el dato es mayor si tenemos en cuenta que afecta a un 11% de los hombres frente a un 0,5% de mujeres que tienen déficit para distinguir los colores. El término científico es discromatopsia y afecta principalmente a los hombres porque los genes que determinan que nosotros veamos los colores se expresan en el cromosoma X, por tanto, como los hombres únicamente tienen un cromosoma X y son más propensos a tener mutaciones en esas proteínas. 

Un estudio científico apunta que las mujeres portadoras de ese gen del daltonismo pueden llegar a distinguir miles de colores más que  las que tienen una vista normal. 

Sí, incluso yo he llegado a escribir un artículo de este tema en The conversation. Las mujeres tienen dos cromosomas X y hay más posibilidades de tener una proteína mutada en uno y una normal en el otro cromosoma. Si esa proteína mutada se expresa y funciona, se genera una proteína de más y responderá a una frecuencia de nuestro espectro visible diferente a la que funciona con la proteína normal. Por tanto, se multiplican por cien los colores que podemos ver, así que si una persona ve un millón de colores, estas mujeres pueden distinguir hasta cien millones de colores y muchas más tonalidades. 

Imagino que muchas veces estas mujeres no sabrán que pueden distinguir tantas tonalidades, ¿no?

Es difícil de determinar, la verdad, porque hay test específicos para detectar la mutación, pero es muy complicado saber si esa proteína mutada funciona suficientemente para que esas personas tengan una visión diferente. Es tan complicado que hay mucha discrepancia en los estudios para determinar qué proporción de mujeres tienen esa capacidad.

¿Sigue adelante la investigación que lideraba sobre la programación de células somáticas en pacientes con enfermedades degenerativas de la mácula, un proyecto que caducaba a finales de 2021?

Seguimos con el proyecto y ahora estamos utilizando sangre de pacientes con degeneración macular para aislar las células, diferenciarlas, también el epitelio pigmentario de la retina, para intentar solventar los problemas que tienen . Es un proyecto de larga duración. Ahora mismo no hay cura, por eso es tan importante tratar de averiguar los factores que provocan la alteración de las células del epitelio pigmentario y cómo revertir esas mutaciones para buscar terapias alternativas a las actuales, que se centran en tratar de frenar la enfermedad pero no atacan a la raíz en este tipo de problemas visuales muy graves.

Y las nuevas tecnologías serán fundamentales en la investigación.

Sí. Hoy en día la medicina va de la mano de la tecnología. Esos avances tecnológicos y en biotecnología permiten que se estén aplicando diferentes terapias y tratamientos, como ocurre con las células CAR-T, biotecnología pura y dura y biomedicina personalizada.

Hay muchas líneas de investigación sobre la ceguera, pero se ha producido un logro sorprendente que ha conseguido que una persona ciega desde hace cuarenta años recupere parcialmente la visión a través de proteínas de algas.

Las células de nuestra retina son fotorreceptores y transforman la luz en un impulso nervioso, pero las personas ciegas las pierden, así que se está intentando con biotecnología utilizar un gen de esa proteína de estas algas fotosensibles para introducirlo en la retina de estos pacientes

En resumen, estamos transformando células que no eran fotosensibles en otras que sí lo son, generando fotorreceptores artificiales dentro de la retina de los pacientes. Pero hay que tener en cuenta que la persona que vuelve a tener información visual no ve como nosotros ni va a volver a hacerlo como veía antes porque le faltan muchas células en su retina que funcionen correctamente. Aun así, recupera parcialmente capacidad visual y verá luces y movimiento. Hay que ser cautos a la hora de transmitir la información porque no se recuperan del todo, pero sí supone un avance en su autonomía.

¿Cómo se toma las noticias que circulan y apuntan que en cinco años las personas ciegas podrán ver?

Con cautela porque hay muchos tipos de cegueras y algunos tratamientos y terapias serán efectivos y otros no. No se va a curar toda la ceguera, pero sí ralentizar, por ejemplo, su desarrollo en pacientes con degeneración macular, ya que se está avanzando muchísimo en tratamientos. Otros tipos de ceguera no tienen visos de una solución cercana, a cinco años, pero hay muchas ramas de investigación en biotecnología que están avanzando bastante.

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