José Luis Arroyo

Rayadas Millennials

José Luis Arroyo


Unidad frente al horror

03/01/2023

Cada comienzo de año es un buen momento para felicitar y colmar de buenos deseos a quienes nos rodean. Por eso vayan por delante mis felicitaciones para todos los lectores de La Tribuna y especialmente para los que me leéis.  
No obstante, comenzar un año no supone dejar atrás aquellos asuntos y problemas que de un modo u otro nos preocupan y que necesitan de un compromiso claro y decidido del conjunto de la sociedad para resolverlo. Uno de los que son socialmente inadmisibles es la violencia de género en su forma más extrema: los asesinatos de las mujeres y sus hijos. El pasado miércoles, en Escalona, el asesinato perpetrado contra una mujer embarazada por parte de su ex pareja, en presencia de sus dos hijos, en el que tampoco se pudo hacer nada por salvar la vida de su bebé, heló el ánimo de esta provincia y la sumió en la incredulidad y la indignación.
Respecto a esta lacra, este diciembre ha resultado especialmente nefasto al producirse un goteo incesante de asesinatos, que alertan de la necesidad de una reorientación de emergencia de todos los recursos públicos, sociales y judiciales existentes para frenar esta ola terrorista. Nada, salvo el machismo, puede explicar el comportamiento criminal de seres capaces de sembrar tanto dolor a través de sus execrables conductas. En este contexto, no resulta comprensible, salvo desde prejuicios enraizados en una ideología de odio, que haya personas, también partidos políticos de extrema derecha, que se atrevan a negar lo evidente; la existencia de conductas tan salvajes cuya única denominación posible es la de violencia de género.
Por esa razón, es urgente que recuperemos el espíritu de pacto y acuerdo que permita proteger a las mujeres y a sus hijas e hijos, evitando que se produzcan escenificaciones como la sucedida en la Cortes de Castilla-La Mancha el pasado 25 de noviembre con motivo del Día Internacional Contra la Violencia de Género, cuando la principal fuerza política de la oposición rompió, por primera vez, con el espíritu de unidad que siempre ha caracterizado a la sociedad castellano-manchega en esta materia. Unidad que, sin duda, es imprescindible para proteger a las potenciales víctimas.
Además, no quería finalizar sin advertir que en unos momentos en los que se ha producido una innegable fractura de parte del feminismo, a mi modo de ver algo despistado en sus objetivos como consecuencia de su oposición a las posiciones mantenidas por el Ministerio de Igualdad sobre la Ley Trans, es vital e inaplazable aunar las fuerzas de todos los actores y sectores sociales para erradicar este horror que, en este caso, sí tiene como objetivo real realizar un borrado de las mujeres, acabando con su dignidad, con su libertad y hasta con sus vidas, por medio del ejercicio de las violencias machistas.